CÁRCEL Y FÁBRICA
1 Libro Autor Darío Melossi y Massimo Pavarini
Editor Siglo XXI
PRIMERA EDICIÓN 1980
LIBRO POR ENCARGO
LOS ORÍGENES DEL SISTEMA PENITENCIARIO (Siglo XVI – XIX)
Los
dos ensayos que reúne este volumen están dedicados uno a las relaciones existentes
entre cárcel y trabajo en Europa y en Italia, entre el siglo XVI y la
primera mitad del siglo XIX, y el otro a las experiencias penitenciarias de
Estados Unidos en la primera mitad del siglo XIX. Revisar los orígenes del
sistema penitenciario en Europa y en Estados Unidos significa en realidad
encontrar las razones de fondo que explican la crisis del sistema carcelario
actual y plantearse el problema de la homogeneidad entre las instituciones
carcelarias y los modelos económicos y políticos de nuestras sociedades
EN LA CONTRAPORTADA:
La
cárcel como lugar donde se cumple una pena aparece como un “dato natural”:
quien comete un delito “obviamente” debe cumplir la pena pasando parte de su
vida recluido en ese espacio institucional definida como cárcel. ¿Por qué?
¿CUÁL RACIONALIDAD ESTÁ
DETRÁS DE TODO ESTO?
Los
autores de este libro: CARCEL Y FÁBRICA; asumen
tal interrogante “Ingenua” como punto de partida para el análisis de la
institución carcelaria moderna “Descubren así que la cárcel es una creación
relativamente reciente, que coincide grosso modo con la instauración, en la
sociedad europea, del modo de producción capitalista. Apenas en el siglo XVII
nace la institución carcelaria moderna en la que una humanidad generada por el
mismo desarrollo capitalista (vagabundos, prostitutas, criminales, locos,
bandidos, etc…) será encerrado y puesto a trabajar. De ahí que la experiencia
carcelaria resulte indisolublemente relacionada con determinados datos
macroeconómicos –como el mercado de trabajo-, pero sobre todo con la necesidad
de transformar ex campesinos, devenidos proletarios móviles y sin trabajo en
clase obrera
Entre
“cárcel” y “fabrica” al principio no se observa ninguna distinción. Si bien
ésta se manifiesta casi en seguida, la institución carcelaria permanece globalmente
ligada al mundo de la producción, hasta llegar en la primera mitad del siglo
pasado, al máximo esplendor del modelo penitenciario en los jóvenes estados
norteamericanos
La
reconstrucción histórica de este vasto proceso (la realidad europea desde el
siglo XVI hasta la mitad del XVIII y la experiencia norteamericana del siglo
pasado) es el objeto de este volumen. Pero no es sólo un interés histórico el
que justifica este libro
Justamente
hoy, en presencia de una vasta crisis económica y realidad penitenciaria está
en condiciones de definir los espacios reales de un posible proceso de reforma
de la ejecución penal
Discutiendo
la tesis de una reciente publicación sobre la cárcel –Vigilar y Castigar de
Michel Foucault, editado en español por Siglo XXI-, los autores intentan, por
primera vez, realizar un análisis de tipo marxista del fenómeno carcelario,
rechazando toda arbitraria y mecánica distinción entre estructura y
superestructura, y viendo en cambio en los llamados “aparatos del estado” una
componente orgánica del capital y del trabajo, teatro también ellos de la lucha
de clases
Darío
Melossi y Massimo Pavarini, redactores de la Questione Criminale, se desempeñan
además como profesores en la catedra de derecho penal de la Universidad de
Bolonia
EN LA PRESENTACIÓN:
Para
el investigador (italiano) que esté interesado en los orígenes de las
instituciones penitenciarias, el momento presente es un periodo interesante. En
noviembre de 1976 se publicó por fin en Italia el texto de Foucault Vigilar y castigar.
Y hoy aparecen, reunidos orgánicamente en un volumen, dos ensayos importantes
de Darío Melossi y Massimo Pavarini: uno dedicado a las relaciones existentes
entre cárcel y trabajo en Europa y en Italia, entre el siglo XVI y la primera
mitad del siglo XIX, y el otro a las experiencias penitenciarias de Estados
Unidos de América en la primera mitad del siglo XIX
El
interés, por cierto, no es solamente histórico: revisar los orígenes del
sistema penitenciario en Europa y en los estados Unidos significa, en realidad,
encontrar las razones de fondo que explican la crisis del sistema carcelario
actual, y plantearse el problema de la homogeneidad entre las instituciones
carcelarias y los modelos económicos y políticos de nuestra sociedad. Al decir esto
no queremos afirmar que cualquier investigación histórica deba tener, o tenga
siempre, como finalidad una mejor comprensión del presente, pero los ensayos de
Melossi y pavarini, y en otro sentido la obra de Foucault, son útiles para este
fin, pues el método que utilizan suministra modelos de investigación
susceptibles de aplicarse, en sus presupuestos generales, a sociedades y a
periodos distintos de los que ellos examinan. La reflexión del momento actual
se hace una consecuencia obligada, y ello les da a estas investigaciones una
actualidad indiscutible
El
dato común, que se hace evidente tanto en la obra de Foucault como en la
extensa y en muchos sentidos original sistematización hecha por Melossi y
Pavarini de un material bibliográfico poco conocido o desconocido por completo
en Italia, es la inversión que hacen de un cierto modo de considerar a la
cárcel como una institución aislada y separada del contexto social. La cárcel,
y las demás instituciones de confinamiento, son lugares cerrados, y por lo tanto
están aislados y separados de la sociedad libre, pero esta separación resulta
más aparente que real, ya que la cárcel no hace más que manifestar o llevar al
paroxismo modelos sociales o económicos de organización que se intentan imponer
o que ya existen en la sociedad
Foucault
por una parte, y Melossi y Pavarini por la otra, siguiendo métodos y proyectos
ideológicos muy diferentes, llegan a la misma conclusión, que se puede
considerar ya como el punto de partida de la investigación histórica actual de las
instituciones penitenciarias. Para Foucault la cárcel es el mejor ejemplo del
poder disciplinar ejercido en el contexto social por quien detenta el poder;
modelo que asume aspectos casi metafísicos, y que pierde, precisamente por su
abstracción y generalización, una dimensión histórica precisa. Foucault examina
el nacimiento de las instituciones carcelarias y de las otras instituciones de
confinamiento en Francia al final del siglo XVIII y principios del XIX, pero,
para él, el haber descubierto el modelo de organización penitenciaria tiene tal
importancia que pretende haber descubierto un esquema universal que se va a
reproducir, sin modificarse, a pesar de los cambios que suceden en la sociedad
francesa desde el principio del siglo XIX hasta nuestros días
Para
Foucault importa más el descubrimiento de este modelo de control disciplinar y
de sus mecanismos abstractos de funcionamiento que las modalidades concretas de
gestión del sistema penitenciario y de los otros instrumentos de control social
(escuela, hospital, hospicio, cuartel, fábrica, etc…) en el periodo que
analiza. Así, no resulta sin fundamento preguntarse si efectivamente han
funcionado los organigramas de control normal aplicados por la sociedad
burguesa, e interrogarse también a qué exigencias de poder corresponde, y si
concretamente han obtenido los resultados para los cuales se instituyeron
Muy
distinto es el método que siguen Melossi y Pavarini en la individualización de
las relaciones concretas existentes entre cárcel y organización económica y
política de la sociedad. Para ellos la preocupación por situar la cárcel en un
contexto histórico preciso constituye el hilo conductor de la investigación, a
la vez que constantemente intentan comparar los esquemas teórico –
interpretativos que proponen para explicar primero la génesis y después el
desarrollo de los distintos sistemas penitenciarios y la concreta incidencia
que tienen las instituciones penitenciarias en la organización económica y
social que están analizando
Veremos
cómo tampoco este método está libre de un cierto mecanismo, en particular para
los periodos históricos y para aquellas realidades nacionales –entre las que se
encuentran Italia- en las que las hipótesis de trabajo y las tentativas de
explicación propuestas para otras situaciones encentran menos correspondencia
en la realidad concreta. Pero, de todos modos, estamos frente a contribuciones
de gran interés que estimulan el análisis de las relaciones existentes entre la
cárcel y las diferentes situaciones socioeconómicas, y el papel que desempeñan
actualmente las instituciones penitenciaritas
Este
método de trabajo aparece claramente desde las primeras páginas de la obra de
Melossi Carcere e lavoro in Europa e in Italia nel periodo della formazione del
modo di produzione capitalistico (Cárcel y trabajo en Europa y en Italia en el
periodo de la formación del modo de producción capitalista). Los Bridewells y
los Workhouses de la Inglaterra Isabelina, como los Rasp-huis de Ámsterdam, se
encuentran y se conectan con exigencias económicas y de mercado muy precisas,
en una perspectiva completamente nueva, al menos en el contexto de la
bibliografía carcelaria italiana
Los
orígenes del internamiento obligado en la Inglaterra de la segunda mitad del
siglo XVI, en el que se recogen ociosos, vagos, ladrones y delincuentes menores
para obligarlos a hacer trabajos forzados bajo una rígida disciplina, y la
multiplicación siguiendo el modelo que se experimentó en el castillo de
Bridewell, de correccionales en numerosos lugares de Inglaterra, se consideran
a la luz de las hipótesis de Marx, tan avanzadas en su tiempo, sobre la
necesidad de enfrentar con instrumentos represivos a las grandes masas de ex
trabajadores agrícolas y de desbandados que, como consecuencia de la crisis
irreversible del sistema feudal, se desplazan hacia las ciudades, sin que la
naciente manufactura sea capaz de absorberlos con la misma rapidez con que ellos
abandonan el campo
En
esta primera fase, la segregación no se debe tanto a una necesidad de
destrucción o eliminación física sino más bien a la utilización de mano de
obra, o quizás incluso a la necesidad de adiestrar para el trabajo
manufacturero a ex campesinos reacios a someterse a los nuevos mecanismos de
producción
Se
hace el mismo análisis, de manera más cuidadosa, de las casas de trabajo
holandesas de la primera mitad del siglo XVIII, de cuya organización emerge nítidamente
que el propósito era el aprendizaje forzado de la disciplina de fábrica
Con
toda objetividad se demuestra que este fin era más importante que el de control
del mercado de trabajo, aunque no sea más que por la importancia relativamente
restringida que en aquel periodo histórico tuvieron tales instituciones
La
precisión es importante, porque cuando se cede a una excesiva sobrevaloración,
generalización del fenómeno, se corre el riesgo, una vez encontrada una formula
interpretativa, de extender su alcance y aplicarlo mecánicamente a situaciones
en que la cárcel, o la casa de trabajo, si se prefiere, tiene dimensiones tan
insignificantes que no es posible atribuirle funciones de control social o
alguna incidencia sobre el mercado de oferta y demanda del trabajo
Habría
que ser más bien cauto cuando se precisa que “el secreto de la Workhouses o de las Rasp-huis (…) consiste en representar en términos ideales la
concepción burguesa de la vida y de la sociedad en preparar a los hombres, en
concreto a los pobres y a los proletarios, para que acepten un orden y
una disciplina tales que lo haga instrumentos dóciles de la explotación”, o en
sostener tout court –y es la
conclusión a la que llegan Rusche y Kirchheimer- que “la primera forma de la
cárcel moderna (…) está estrechamente ligada con las
casas-de-corrección-manufactureras”
Hacer
esto es atribuir a la naciente burguesía manufacturera y a su organización
social una importancia y una capacidad que en realidad sólo se dio en
experiencias ciertamente emblemáticas, pero cuya importancia fue muy limitada
cuantitativa y territorialmente.
La
relación existente entre cárcel y mercado de trabajo, entre internación y
adiestramiento para la disciplina fabril no se puede poner en duda después de
la investigación de Melossi y Pavarini, pero al lado de esta lógica económica
existen probablemente otras que no son simplemente coberturas ideológicas o
justificaciones éticas. La clave para una reconstrucción de la función global
de las instituciones segregatorias en el largo periodo de su gestión entre el
siglo XVI y el siglo XVII, probablemente está en una perspectiva que considere
también otros componentes, ciertamente contradictorios y menos racionales, que
volvemos a encontrar en las actuales instituciones carcelarias y que abarcan un
amplio abanico de motivaciones, a veces claramente misficatorias, pero una vez
que otra reales, y que van desde las exigencias de defensa social hasta el mito
de la recuperación y reeducación del delincuente, desde el castigo punitivo en
sí hasta los modelos utópicos de microcosmos disciplinarios perfectos
Es
cierto, sin embargo, que el análisis interpretativo que destaca las reducciones
entre el origen de las instituciones carcelarias, la difusión de la pena
consistente en detener al culpable y el modo de producción capitalista
contribuye de manera determinante a la comprensión del fenómeno y desmantela
definitivamente los mitos y los lugares comunes de la inmutabilidad de la
cárcel a través de los siglos. En este sentido, es particularmente convincente
la relación de interdependencia entre las cambiantes condiciones del mercado de
trabajo, el brusco descenso de la curva del incremento demográfico, la
introducción de las máquinas y el pasaje del sistema manufacturero al sistema
de fábrica propiamente dicho, por un lado, y el súbito y sensible empeoramiento
de las condiciones de vida en las cárceles, por el otro, a partir de la segunda
mitad del siglo XVIII en Inglaterra y en los otros países europeos que se industrializan
rápidamente. Es en este periodo, en efecto, cuando en las cárceles se dejan de
practicar formas de trabajo productivo y competitivo y comienza a prevalecer un
sistema intimidatorio terrorista de gestión que se perpetúa durante el siglo
XIX y también posteriormente. La correlación entre los sistemas de organización
carcelaria y las exigencias del despegue industrial y del control terrorista
del proletariado, tiene fundamentos indiscutibles y se basa en situaciones de
hecho, tales como el notable desarrollo cuantitativo de las instituciones
carcelarias y las terribles condiciones de vida en las prisiones, descritas por
reformadores del siglo XVIII, en primer lugar por Howard
La
tentación de explicar según este esquema interpretativo otras situaciones en
las que faltan los presupuestos económicos y productivos para llegar al sistema
carcelario con la línea de desarrollo de la economía capitalista, hace menos
convincente la investigación de la realidad italiana, y no tanto porque en la
segunda parte del ensayo de Melossi éste se proponga a aplicar sus concepciones
a las primeras experiencias italianas
del siglo XVI y XVII sino más bien porque al faltar los presupuestos
económicos y sociales que hagan plausibles la explicación de la cárcel en
función de las exigencias del mercado de trabajo y del modo de producción
capitalista, no se plantean otra explicaciones tentativas. Se llega así a la
necesidad de hacer referencias genéticas a exigencias de orden y de control
social, las cuales por eso mismo son revaloradas, puesto que, aunque en forma
extremadamente reducida y con una mínima incidencia cuantitativa, la
experiencia de internación existe también en Italia
Estas
limitaciones están en parte presentes en la indagación sobre periodos
posteriores, desde el setecientos hasta las experiencias de los estados que
precedieron a la unificación italiana. Hay que ser conscientes de la enorme
dificultad que representa la organización de un material tan disperso y
heterogéneo, debido a las distintas experiencias políticas que hubo y a los
distintos niveles de desarrollo económico de los estados y regiones italianas,
a lo que hay que añadir la carencia de intentos de sistematización o valoración
crítica, por lo que se necesita, en primer lugar, recurriendo a las pocas
fuentes existentes, completar la información necesaria para hacer la
descripción de las instituciones carcelarias de internación existentes
A
pesar de todas estas dificultades, en la parte final del ensayo aparecen
algunas líneas seguras de interpretación, a partir de las cuales se puede
concluir que en Italia nunca existió la fase histórica en la que la institución
penitenciaria funciono como adiestramiento para la fábrica o como control del
mercado de la fuerza de trabajo. En Italia, la cárcel, que nació notablemente
más tarde que en otros países debido al retraso con que se inició el desarrollo
de las manufacturas y por ende de las fábricas, tuvo inmediatamente la función
represiva y terrorista que se le dio a principio del siglo XIX al internamiento
en las naciones europeas más avanzadas. Se saltó así el pasaje, o la ilusión,
si se prefiere, de utilizar la institución carcelaria en el cuadro de las
exigencias de producción de la naciente economía capitalista
Esta
hipótesis, que podría ser una explicación convincente del crónico atraso de las
cárceles en Italia, desde su origen hasta nuestros días, se apoya en
consideraciones de importancia, tales como la permanencia de las relaciones pre
capitalistas en el mezzogiorno y la
función que tiene el proletario meridional como integrante del ejercito de
reserva laboral de la economía del norte del país y de los más avanzados países
extranjeros a través del fenómeno de la emigración masiva. Las funciones de
regulación del mercado de trabajo y de adiestramiento para la fábrica que, en
ciertos periodos históricos y a veces de manera más simbólica que real, ha
ejercido la cárcel en países con una estructura económica y social más
homogénea, en Italia las suministraron otros instrumentos de control, entre los
cuales sobresale la emigración interna e internacional. Cuando en la segunda
mitad del siglo XIX algunas zonas de Italia alcanzaron los niveles de
producción de otros países europeos, la cárcel se adecuará en toda la nación al
modelo de instrumento terrorista de control social, sin que sea posible
distinguir diferencia alguna de gestión entre las zonas industrializadas del
norte y las más atrasadas del sur, ya que estaban unificadas bajo la misma
administración centralizada de las instituciones penitenciarias
Convendría
más bien preguntarse si esta tentativa de sistematización del origen y
constante atraso del sistema carcelario italiano se da también en otros países
de la cuenca del mediterráneo, en los cuales que se dio un atraso en el
desarrollo económico similar al de Italia, como España, Grecia o Turquía. Si
estas analogías se dieran reforzarían la hipótesis de una línea de desarrollo
de la cárcel característica de los países subdesarrollados (evidentemente en
los primeros decenios del siglo pasado), e inducirán a una profundización
también en perspectiva comparada de la indagación sobre la situación italiana,
hasta ahora demasiada relegada al ser comparada con el nivel notablemente más
avanzado de la investigación en países en los que la cárcel tuvo funciones
económicas y sociales que no tienen comparación o correspondencia, o en todo
caso existe muy alejada, con la realidad italiana
Estas
conclusiones problemáticas referidas a las vicisitudes históricas de las
instituciones carcelarias italianas encuentran una explicación indirecta en los
resultados a los que arriba Massimo Pavarini en su ensayo sobre “La invenzione
penitentiaria: l´esperienza degli Stati Uniti De American ella prima mmeta del
XIX secolo” (El origen de la penitenciaria: la experiencia de los estados
Unidos de América en la primera mitad del siglo XIX). Y resultan más
convincentes porque la historia carcelaria de los Estados Unidos cuenta no sólo
con una vasta elaboración crítica, inexistente para la situación italiana, sino
también con un desarrollo lógico y una articulación de los sistemas
penitenciarios que ponen de manifiesto, fuera de toda discusión posible, las
conexiones existentes entre la cárcel y el desarrollo económico de Estados
Unidos del siglo XIX
El
eslabonamiento entre las formas de control social y el tipo de economía agrario
– familiar del periodo colonial, entre las primeras experiencias de internación
del periodo posrevolucionario y su progresivo perfeccionamiento en función de
las exigencias productivas del despegue industrial, están ampliamente
documentadas y forman un esquema ejemplar de subordinación de la ideología
punitiva y penitenciaria a las leyes del mercado de trabajo
Así,
no es casualidad que sea en Estados Unidos, a fines del siglo XVIII y
principios del XIX, donde se inventan y se experimentan en rápida sucesión
histórica los dos sistemas penitenciarios clásicos de Filadelfia y de Auburn,
en los cuales el trabajo reviste respectivamente una función punitiva o bien se
organiza según esquemas productivistas y competitivos. Tampoco es casualidad
que mientras en los Estados Unidos los dos sistemas se usan y se aplican hasta
sus últimas consecuencias (basta pensar en la intervención directa de la
industria privada en la organización y gestión del trabajo carcelario en el
esquema del control system), en Europa, como lo hace notar muy bien Melossi, la
discusión sobre los méritos y los dos defectos de los dos sistemas se
desarrolla en un terreno perfectamente ideológico y moral. En efecto, en la
Europa de la primera mitad del siglo XIX faltaban los presupuestos económicos y
de mercado necesarios para cualquier utilización o instrumentación positiva del
trabajo carcelario
Pero
también en los estados Unidos, como lo muestra el mismo Pavarini, la relación
directa entre cárcel y trabajo productivo tuvo una incidencia cuantitativa y
temporal limitada, por lo cual más que hablar de la cárcel como fábrica de
mercancías se debería hablar de la cárcel como productora de la cárcel como
fábrica de mercancías se debería hablar de la cárcel como productora de hombres,
en el sentido de transformación del criminal rebelde en un sujeto disciplinado
y adiestrado para el trabajo de la fabrica
Esta
conclusión permite a Pavarini, en la segunda parte de su trabajo, dedicado a la
penitenciaria como modelo de la sociedad ideal, diseñar una comparación
articulada entre cárcel y fábrica, entre preso y obrero, entre contrato de
trabajo y pena retributiva, entre subordinación en el trabajo y subordinación
de encarcelado, entre organización coactiva carcelaria y organización coactiva económica
del trabajo
La
tesis resulta sugestiva, pero nos parece que peca de un cierto dogmatismo y de
la misma tendencia a la generalización abstracta que constituye el límite de la
obra de Foucault. Si este tipo de comparaciones entre cárcel y fábrica fueran
válidos para el periodo histórico que se examina, es decir para los años de
formación del modo de producción capitalista, ¿qué conclusiones se pueden sacar de allí para fundamentar la tesis en el momento histórico actual”, y en
especial para la realidad italiana?
Desde
hace más de medio siglo asistimos –sobre todo en los países en los que el
modelo cárcel – fabrica tuvo aplicaciones más concretas e importantes- a un
proceso de mutación de la sanción detentiva hacia otros instrumentos de control
en libertad del transgresor y del delincuente. Y no es posible sostener –como lo
hace Foucault- que se trata simplemente de un afinamiento y un transgresor y
del delincuente. Y no es posible sostener –como lo hace Foucault- que se trata simplemente
de un afirmamiento y una atomización de los contenidos de la pena carcelaria,
que mantendría así, intacto, su papel, su función de instrumento totalizante de
poder disciplinar. En otros países, como Italia, la cárcel, por sus
deficiencias organizativas bien conocidas, nunca ha sido un modelo de control
disciplinar y mucho menos de adiestramiento para el trabajo productivo sino,
por el contrario, un modelo de desgobierno y de anarquía, incluso a nivel
administrativo y de control. La estructura del trabajo de fábrica ha tenido
ciertas modificaciones en los últimos 150 años, y aunque sigue en pie el
principio de la explotación de la fuerza de trabajo, la condición del
trabajador subordinado no es comparable con la del periodo del despegue
industrial. Por último, en los países socialistas, el problema de la represión
penal y de la organización penitenciaria ha seguido y sigue esquemas que en
parte calcan los del mundo occidental
Estos
datos, ofrecidos aquí en forma sumaria y desordenada a la atención, del lector,
exigen una sistematización teórica y un intento de conciliación con la hipótesis
totalizante del modelo carcelario del siglo XIX
Se
trata de una verificación que se torna urgente, si es cierto, como decíamos al
principio, que la reflexión histórica sobre una materia como las instituciones
penitenciarias debe tener como objeto una mayor comprensión de lo que está
sucedido en el momento histórico presente. Se trata de una verificación que
esperamos la puedan cumplir los autores de este volumen
LO ANTERIOR ESCRITO POR:
GUIDO NEPPI MODONA
De la prestigiosa
colección:
CRIMINOLOGÍA Y DERECHO
ÍNDICE:
PRESENTACIÓN
CARCEL Y FABRICA:
LOS ORIGENES DEL SISTEMA PENITENCIARIO
SIGLOS XVI – XIX
INTRODUCCIÓN:
PARTE I
CÁRCEL Y TRABAJO EN EUROPA Y EN ITALIA EN EL PERIODO DE LA
FORMACIÓN DEL MODO DE PRODUCCIÓN CAPITALISTA
Por Darío Melossi
1.
CREACIÓN DE LA INSTITUCIÓN CARCELARIA MODERNA EN INGLATERRA Y EN
EUROPA CONTINENTAL. ENTRE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVI Y LA PRIMERA MITAD DEL
SIGLO XIX
I.
2.
GÉNESIS DE LA INSTITUCIÓN CARCELARIA EN ITALIA
I.
Siglo XVI y siglo XVII II. El
siglo XVIII III.
Desde el periodo napoleónico hasta antes de
la Unidad
PARTE II
LA INVENCIÓN PENITENCIARIA: LA EXPERIENCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS
DE AMÉRICA EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIX
Por Massimo Pavarini
1.
LA ERA JACKSONIANA. DESARROLLO ECONÓMICO,
MARGINALIDAD Y POLÍTICA DE CONTROL SOCIAL
I.
Propiedad inmobiliaria e institución familiar
como aspectos del control social en el periodo colonial II. El
cuadro estructural: de una sociedad agrícola a una economía industrial El
periodo posrevolucionario: procesos de acumulación y economía mercantil b) El
despegue industrial (1820 – 1860) III. Procesos disgregativos y nueva política de
control social: la hipótesis institucional IV. El nacimiento de la penitenciaría: de Walnut
Street Jail a la prisión de Auburn V. Las formas de explotación y la política del
trabajo carcelario
2.
LA PENITENCIARÍA COMO MODELO DE LA SOCIEDAD IDEAL
I. La cárcel como “fábrica de hombres” II. La doble identidad: “criminal – encarcelado” y “no propietario – encarcelado” III. The penitentiary system: el nuevo modelo del poder disciplinario a) Solitary confinement: la hipótesis carcelaria filadelfiana b) Silent system: el modelo de Auburn IV El producto de la maquina penitenciaria: el proletario
Apéndice I: la subordinación del hombre para convertirse
en ser institucionalizado (Encuesta en la penitenciaria de Filadelfia en
octubre de 1831)
Apéndice II: La soberanía administrativa en el régimen del
silent system (Conversaciones sostenidas con G. Barret, B. C. Smith y E.
Lynds)
3.
CONCLUSIONES:
RAZÓN CONTRACTUAL Y NECESIDAD DISCIPLINAR
EN
LOS ORÍGENES DE LA PENA PRIVATIVA DE LA LIBERTAD
ÍNDICE DE NOMBRES
FICHA TÉCNICA:
1
Libro
240
Páginas
En
formato de 15.5 por 21 cm
Pasta
delgada en color plastificada
Primera
edición 1980 y
Sucesivas
reimpresiones
ISBN
9789682309595
Autor
Darío Melossi y Massimo Pavarini
Editor
Siglo XXI
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