jueves, abril 21, 2022

HOMO CRIMINALIS

  

HOMO CRIMINALIS

1 Libro Autor Paz Velasco De La Fuente

Editor Ariel

PRIMERA EDICIÓN 2021

 

La delincuencia y sobre todo los crímenes violentos tienen una presencia diaria en nuestras vidas porque revelan la sociedad en la que vivimos

A través de los medios de comunicación, el ciberespacio y las redes sociales vemos las imágenes de las víctimas, la escena del crimen, el desarrollo de la investigación policial, las declaraciones de los investigados, las sentencias…, y así se nos ofrece el crimen desde múltiples perspectivas

Si bien muchos delitos siguen siendo los mismos que antaño,

otros son absolutamente nuevos

Lacassagne sentenció que “cada sociedad tiene la delincuencia que se merece”, y quizá estuviera en lo cierto, pues el avance como especie y colectividad ha creado nuevas formas de criminalidad y delincuencia tan diversas como: los copycat killers, la agresión sexual grupal, el sicariato femenino, la misoginia online de los incels, la cibercriminalidad social…, temas inquietantes de los que se ocupa este sorprendente libro, un análisis actual de la agresión humana y la violencia

En su primer capítulo:

Homo criminalis: el homicidio; como parte de la historia de la humanidad

Cierren los ojos un instante y piensen si alguna

vez han contemplado la posibilidad de asesinar a alguien

¿Saben cuántas personas en promedio han pensado, han contemplado la posibilidad de asesinar a alguien?

Más de un 90% de los hombres y un 84% de las mujeres

Tomado de Eduard Punset, en entrevista a David Buss

Quizá nos hemos olvidado de lo peligrosa que era la vida en otros momentos de nuestro pasado, o quizá la memoria cultural ha blanqueado nuestros recuerdos hasta borrarlos

La violencia, la crueldad, la brutalidad y el asesinato han convivido a diario con nuestros antepasados en guerras, genocidios, ejecuciones públicas, caza de brujas, sacrificios rituales y muertes institucionales.

Como ejemplo, el símbolo emblemático del Imperio romano

En el Coliseo de Roma murieron miles de personas ante una enfebrecida audiencia que consumía en masa auténtica crueldad: mujeres desnudas violadas ante los vítores del público, hombres y mujeres atados que servían de alimento a fieras hambrientas, prisioneros que luchaban a muerte para sobrevivir, mutilaciones en directo, o la representación de relatos mitológicos como el de Prometeo en el que un hombre era encadenado y un águila adiestrada le arrancaba el hígado:

Pan y circo

Siglos después llegó la tortura institucionalizada a herejes y la quema de miles de mujeres acusadas de brujería en Europa entre 1450 y 1650

Un momento de nuestra historia en el que el brazo de la Iglesia y las supersticiones ancestrales acabaron, de nuevo, con la vida de millones de personas inocentes

Son solo dos ejemplos de la ferocidad de nuestro pasado

Pensar que hay monstruos sueltos por el mundo es mucho más sencillo que aceptar que los verdaderos monstruos habitan en nosotros

De esta manera tratamos de minimizar nuestra capacidad para hacer daño a otros porque nuestro raciocinio busca a esos malvados entre los demás, quedando así nuestra conciencia más tranquila

Al pensar que somos buenos, estamos subestimando nuestra capacidad de hacer daño a otras personas, convenciéndonos a nosotros mismos de que los asesinos son hombres y mujeres inadaptados con claras patologías que los llevan a mata

Sin embargo, en la gran mayoría de los casos, estos crímenes los perpetran personas que, hasta ese día, nos parecían absolutamente corrientes, adaptadas socialmente y con la apariencia de ser bondadosas e inofensivas

Pero no nos engañemos

Todos los monstruos que nos rodean son humanos

En el pasado, la capacidad de matar de la que nos ha dotado nuestra naturaleza fue una herramienta para que sobreviviéramos, y en el presente seguimos matando por muy diferentes motivos; el trabajo del criminólogo, por tanto, es seguir investigando el porqué

¿Acaso todos nosotros nacemos siendo asesinos potenciales, estando esa capacidad latente y siendo inherente a nuestra propia humanidad?, o, por el contrario, ¿las experiencias vividas, los traumas y trastornos mentales que marcan nuestras vivencias convierten a algunos sujetos en asesinos?

La agresión humana y la violencia son productos de la historia evolutiva de la especie, siendo respuestas efectivas a los desafíos a los que se enfrentaron nuestros antepasados ancestrales en sus diferentes entornos

EVOLUCIÓN VIOLENCIA Y HOMICIDIO

Los humanos matan por diferentes razones y variados motivos

En ocasiones lo hacen para lograr sus metas, objetivos o fantasías; en otros casos, para proteger a sus familias, para obtener cosas que creen que necesitan sin importar el precio, y la mayoría de las veces “para lidiar con emociones tan básicas como la ira, los celos, la lujuria y la codicia, la traición y el orgullo”

A este respecto, David Buss, uno de los fundadores de la psicología evolutiva, afirma de modo metafórico, que son las pasiones las que nos motivan para cometer un asesinato

Un estudio llevado a cabo en 2007 sobre 336 homicidas afirma que el homicidio está lejos de ser un comportamiento homogéneo, del mismo modo que tampoco lo son los homicidas

Influyen diferentes motivaciones, diferente demografía, diferentes rasgos de personalidad y elementos ambientales dispares

Así, no solo influirán distintos factores, sino que habrá múltiples combinaciones que lleven a un sujeto a matar a una persona

Este mismo estudio señala que la mayoría de los homicidios pueden corresponder a una de estas tipologías:

= Homicidio como consecuencia de altercados, discusiones, peleas, etc…

= Homicidio cuyo objetivo no es la acción

en sí misma, sino la consecuencia

= Es decir, cuando intencionadamente se mata a otra persona mientras se lleva a cabo otro delito: un robo, un secuestro o una agresión sexual

= En estos casos, el objetivo final no es matar,

sino tener acceso a otros bienes

= Homicidios cometidos en el entorno familiar: pareja,

hijos u otro miembro del núcleo familiar

= Aquí entran en juego tanto las emociones

como el poder que tienen las relaciones humanas

= Homicidio accidental

La violencia puede ser una de las vías escogidas por el ser humano para dar respuesta a las necesidades, estímulos o emociones que nos mueven a diario, como la insatisfacción, el placer, el odio, el dinero, la traición, la ira, el poder o la venganza

En otros casos, nos encontramos con personas que están menos preparadas psicológicamente para el fracaso y, aunque algunas pueden lidiar con él de una manera positiva, a otros les es imposible  y su respuesta está cargada de violencia

Algunos pueden responder violentamente ante la frustración y la impotencia que les genera la imposibilidad de cumplir una determinada expectativa

Pero… ¿y si la violencia es el instrumento gracias al cual hemos sobrevivido y evolucionado como especie? Determinadas conductas como el homicidio, el asesinato, la violencia no letal, el robo o el hurto son respuestas a problemas evolutivos recurrentes que han aparecido una y otra vez a lo largo de nuestra historia

 Con el tiempo, hemos ido desarrollando adaptaciones situacionales complejas que suponen un coste en determinados aspectos para otros sujetos pero que ayudan a resolver muchos problemas para nuestra supervivencia

 Por ejemplo, defenderse de los ataques de otros, apropiarse de recursos ajenos, confrontar a rivales sexuales, etc…

Donald Black, sociólogo de la Universidad de Virginia, afirma que casi toda la violencia tiene que ver con cuestiones que el homicida percibe como situaciones injustas: honor, infidelidad, reyertas o legítima defensa

La base de esta violencia es un conflicto interpersonal o violencia moralizante, como él la denomina

Sin embargo, solo un 10% tiene realmente una finalidad práctica, como el robo o las agresiones sexuales (violencia predatoria)

¿Podemos considerar que el homicidio y el asesinato forman parte de la historia de la humanidad y de nuestra propia naturaleza?

Para responder a esta cuestión, tenemos que alejarnos de los conceptos jurídicos y de los conceptos psicológicos, psiquiátricos y criminológicos de asesinato de la era moderna

En las sociedades cazadoras - recolectoras, nuestros antepasados violaron, asesinaron y se alimentaron de otros sujetos dentro de su proceso evolutivo, como cualquier otra especie depredadora

En la Edad de Piedra, mataron (y mucho) durante miles de años como modus vivendi, en un mundo donde primaba la supervivencia del más apto, hasta que finalmente surgimos como especie indiscutible

La territorialidad y el comportamiento social contribuyeron a que el nivel de violencia en la Prehistoria fuese letal

Como dice el historiador Peter Vronsky, especialista en investigación criminal, “la madre naturaleza es una psicópata cruel, con poca empatía por el sufrimiento y el dolor de su progenie”

Hace tan solo 10.000 años que terminamos de establecernos

Abandonamos la caza y la recolección para ser agricultores y comenzar a desarrollarnos socialmente

Como especie, hemos sido asesinos durante mucho más tiempo de lo que ha sido socialmente inaceptable

El Homo sapiens, hace 200.000 años, invadió Europa y Asia

Algunos historiadores y antropólogos afirmaron que los Sapiens mantuvieron una lucha armada y muy cruenta contra los Homo Neanderthalensis, siendo los causantes de su desaparición hace 40.000 años Sin embargo, estudios como los publicados en 2019 en la revista Científica PLoS one14 (Universidad Tecnológica de Eindhoven) o en Nature Communication15 (Universidad de Stanford) afirman que la extinción de los neandertales se debió a causas como la endogamia, el llamado efecto Allee, por las fluctuaciones naturales de las defunciones y la natalidad, así como por la transmisión de enfermedades propagadas por los sapiens

Lorenz (1963), médico austríaco que estudió el comportamiento animal, determinó que cuanto más poderosa es la capacidad de matar de una especie, más intensa es su inhibición instintiva de agredir a otro de su misma especie En raras ocasiones, depredadores como águilas, tiburones o leones se matan entre sí

Sin embargo, otros animales como las ratas, las palomas o la suricata son muy violentas con su propia especie

Y luego está el ser humano, que no solo mata a rivales y a enemigos, sino que también acaba con la vida de personas inocentes, de miembros de su familia o de desconocidos por muy diferentes razones

Incluso por el placer de hacerlo o simplemente porque puede hacerlo

La violencia está presente desde nuestros ancestros

Y esta propensión a la violencia se hereda, lo que no

quiere decir que no sepamos controlarla

La evolución ha ido dando forma a la violencia humana y la violencia prehistórica ha ido cambiando a lo largo del tiempo ya que esta se ha modulado a través de la cultura

Así, la violencia humana puede verse como

una estrategia adaptativa y de supervivencia

Daly y Margo, en su libro Homicide (1989), afirman que ha existido un índice altísimo de muertes violentas en aquellas sociedades sin estado, y que la tasa de homicidios ha disminuido desde la Edad Media hasta la actualidad

Además, otros factores que han influido directamente en este descenso son la abolición de la esclavitud y de los castigos crueles, el cese de asesinatos basados en las supersticiones y el fin de las torturas judiciales

Con el paso del tiempo, la disminución de la violencia y de los actos homicidas ha caminado junto a la intolerancia y la glorificación de esta

En la Edad Media, cerca del 10% de los seres humanos murieron a manos de otros hombres

El filósofo inglés Thomas Hobbes (1588-1679) afirmó que, en el siglo XVII, los humanos vivían con miedo y en peligro constante de ser víctimas de una muerte violenta a manos de otra persona

La última investigación de Gómez y sus colaboradores publicada en la revista Nature en 2016, destaca que los humanos hemos evolucionado con una propensión a matarnos los unos a los otros, que es seis veces mayor a la del mamífero promedio

Además, afirman que somos propensos a llevar a cabo períodos temporales de una extrema violencia, como entre el año 1200 y 1500 en las Américas

En trescientos años, más del 25% de la población fue asesinada

La tasa de homicidios en la América Colonial en el siglo XVIII fue de 30 asesinatos por cada 100.000 personas; en Estados Unidos en los años noventa, la tasa fue de 10 por cada 100.000

Históricamente, matar confería grandes beneficios: prevenía una muerte prematura a manos de otro, eliminaba rivales que salían muy costosos, ayudaba a obtener recursos, abortaba la descendencia de los enemigos, eliminaba a los hijastros y apartaba a futuros rivales de los propios hijos

Durante siglos, la sociedad consideró que determinados asesinos eran seres sobrenaturales envueltos en mitos y leyendas

Véase el caso de los vampiros, los hombres lobo y las brujas

Se llegó a hablar incluso de endemoniados y poseídos

En otros casos, razones más humanas como los celos, el odio, la venganza, el poder, el honor o la riqueza justifican esta acción

Pero en ningún momento se llegaron a plantear

que el asesinato tuviera una base patológica

Fue con la llegada del racionalismo formulado por René Descartes (1596-1650), cuando determinados comportamientos humanos (Asesinatos sexuales, sádicos, canibalismo, necrofilia, etc…) empezaron a considerarse una perversión, llegando a definirlos como comportamientos atávicos primitivos

Fue Cesare Lombroso (1835-1909) quien argumentó que el asesinato era un fracaso de nuestra evolución, de modo que los asesinos y otros tipos de delincuentes violentos eran un retroceso a nuestros antecesores prehistóricos

Sin embargo, su teoría fracasó ya que defendía un determinismo criminal basado en características genéticas hereditarias que se hacían visibles en unos rasgos físicos concretos

Posteriormente, Alexandre Lacassagne (1843-1924) argumentó que los delincuentes no nacen, sino que se hacen a través de circunstancias sociales y psicológicas

Nacemos sin civilizar, sin educar

A pesar de que la biología juega un papel importante en la conducta criminal, finalmente es nuestra socialización, nuestra crianza, el entorno en el que nos desarrollamos, los rasgos de personalidad y nuestra propia evolución lo que nos facilita una serie de inhibidores que evitan que sigamos matándonos al ritmo que lo hacíamos en la Prehistoria

Las predisposiciones no nos convierten en asesinos,

son las decisiones que tomamos las que lo hacen

Pretender predecir con exactitud una respuesta homicida es inconsistente porque si algo define nuestra conducta como seres humanos es su impredecibilidad, ya que nuestra estructura mental es muy compleja y se encuentra sujeta a una gran variedad de estímulos externos

Todos estos factores, por lo tanto, desempeñan un papel importante tanto en la activación de una respuesta violenta (homicida) como en su inhibición

Los homicidios generan más muertes que los conflictos armados, según el informe de la Agencia de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, 2019)

En 2017, más de 464.000 personas murieron por causas violentas

Es una cifra mucho mayor que la de personas que murieron

en los conflictos armados, que fue de 89.000

Los datos de este informe muestran una realidad preocupante y es la cantidad de personas que mueren violentamente a manos de otras en el siglo XXI Países como Venezuela, Papúa Nueva Guinea, Honduras, Sudáfrica, Afganistán, Trinidad Tobago o Brasil están a la cabeza de esta lista

Los ángeles que llevamos dentro:

Un estudio sobre la violencia del ser humano

Las investigaciones del psicólogo y científico cognitivo Steven Pinker acerca del predominio de la violencia a lo largo de la historia le han llevado a concluir que, a pesar de las guerras actuales, en nuestras sociedades modernas la violencia ha disminuido considerablemente respecto a momentos históricos pretéritos

Es más, afirma que vivimos en “la época más pacífica de la existencia de nuestra especie”

A pesar de que gran parte de la sociedad cree que la violencia ha aumentado, esto se debe a cómo y a cuántas veces es representada a través de los diferentes medios de comunicación y de internet: “Si hay sangre, muéstralo”. Siempre habrá suficientes noticias de muertes violentas a nuestro alcance, pero la impresión que la sociedad tiene al respecto no coincide con las proporciones reales de esta

Hay determinados “fenómenos históricos” que han contribuido a que el nivel de violencia haya descendido:

= El nacimiento del Estado, que llevó a monopolizar la violencia y el castigo

= El comercio, que evitó la gran cantidad de robos, asaltos y saqueos

= El progresivo proceso de respeto, concesión de derechos, igualdad y valores a las mujeres en las diferentes culturas (a pesar de las gravísimas excepciones que siguen existiendo en determinados países, y del gran número de mujeres que mueren a manos de sus parejas o exparejas cada día en todo el mundo)

= La comprensión y adopción de puntos de vista de las diferentes culturas y sociedades y la racionalización y el conocimiento de la conducta humana

En la actualidad, a pesar del índice de homicidios en el mundo, la modernización de nuestras sociedades nos ha llevado a ser menos violentos, sobre todo a nivel interpersonal

Determinados momentos de nuestra historia han estado caracterizados por niveles muy altos de violencia, pero este nivel ha ido disminuyendo hasta llegar a la actualidad

Pinker, experto en explorar la psicología de la violencia, afirma que la agresividad del ser humano es el resultado de  diferentes sistemas psicológicos, de modo que no se trata de un impulso único

Considera que hay una serie de facultades mentales que predisponen al ser humano a ejercitar diferentes clases de violencia: la ambición del dominio, la violencia depredadora o instrumental, la venganza, el sadismo y la ideología. Creo que en determinados momentos de nuestra historia, estos diferentes tipos de violencia quedaron justificados desde un punto de vista individual e institucional de un punto de vista individual e institucional.

PERÍODO HISTÓRICO CARACTERÍSTICAS

Sociedades prehistóricas

La arqueología forense revela que el 15 % de los esqueletos prehistóricos

muestran signos de una muerte violenta

Momento más letal de la historia para nosotros mismos

Europa

Finales de la Edad Media

Disminución del homicidio un 10-15%

Estados, consolidación de territorios feudales en grandes reinos, autoridad centralizada, infraestructura comercial (que evitaba el saqueo) Monopolización de la violencia para evitar

que los ciudadanos se matasen entre sí

Siglos XVII - XVIII

Racionalismo e Ilustración

Primeros movimientos para abolir determinadas formas de violencia socialmente aceptadas: duelos, tortura judicial, matanzas basadas en supersticiones, esclavitud, el castigo sádico, pena de muerte pública, etc…

Tras la Segunda Guerra Mundial

Las grandes potencias dejan de hacer la guerra entre ellas

En 1948, tras la Declaración Universal de los Derechos Humanos, crece la aversión social a las agresiones y a la violencia contra las minorías étnicas, los niños, las mujeres, los animales, etc…

A partir de la Guerra Fría de 1989

Disminución de los conflictos bélicos: guerras civiles, genocidios, atentados terroristas, dictaduras, etc. Revolución de los derechos

Fuente: elaboración propia a partir de Pinker, 2012

También disponemos de una serie de facultades que nos predisponen a la paz, al altruismo, a la cooperación y a crear entornos seguros: a) la empatía, entendida como la capacidad de sentir compasión por otras personas; b) la moral, como conjunto de tabúes y normas que rigen las relaciones entre personas que pertenecen a una misma cultura, y que reducen las conductas violentas y homicidas; c) la racionalidad, para ejercitar el libre albedrío y decidir sobre nuestras acciones, y d) el autocontrol que nos permite inhibir nuestros impulsos en situaciones en las que otros sujetos sí cruzan el límite

Al revisar los expedientes judiciales de algunos países europeos, los investigadores han llegado a la conclusión de que las tasas de homicidio han ido disminuyendo considerablemente a lo largo de los años

25 Por ejemplo, en Oxford durante el siglo XIV la tasa era de 110 asesinatos por 100.000 personas al año, si lo comparamos con la tasa de 1 asesinato por cada 100.000 habitantes en el Londres de mediados del siglo XX

Tasas similares encontramos en Alemania, Suiza, Italia, Países Bajos y Escandinavia

Pinker afirma que una de las razones de esta disminución es el proceso gradual de maduración cultural y psicológica

La cultura del honor (venganzas) ha dado paso a la cultura de la dignidad (controlar las propias emociones)

Teoría de la respuesta homicida:

El homicidio como estrategia de supervivencia

En la fría y calculadora lógica de la evolución, a veces matar es ventajoso

Tomado de David Buss

La crueldad y la venganza son propias de nuestra humanidad y se relacionan con los instintos heredados de nuestros antepasados, es decir, ejercitar la violencia para luchar por la supervivencia, por la defensa del territorio o por la familia

Pero, además, el hombre mata por placer y a sangre fría, y esto nada tiene que ver con su instinto, sino con su decisión racional de matar en busca de determinados intereses. Aunque suene extraño, matar es una capacidad esencial de nuestra condición Humana

No todos actuamos del mismo modo, pero tenemos que asumir que somos capaces de causar la muerte a otros por muy diferentes motivos, en determinadas circunstancias o en contextos fuera de lo habitual

Sin embargo, aunque todos tengamos esta capacidad, no todos podríamos cometer un asesinato. Una cosa es matar y otra es asesinar, ya que esto supone quitar la vida de una determinada manera. David Buss hizo un experimento en una de sus clases con treinta estudiantes universitarios. Les preguntó directamente si en alguna ocasión habían pensado en matar a otra persona

La gran mayoría respondieron que sí. Y lo que más le sorprendió fue la intensidad de las fantasías homicidas de sus alumnos

Buss asimismo defiende que durante millones de años el homicidio ha sido un instrumento funcional

Ha servido para resolver diferentes problemas de carácter adaptativo del sujeto, con su entorno y con otros individuos como evitar la muerte del propio asesino, hacer desaparecer a rivales (y, de este modo, a su posible descendencia), obtener recursos, como respuesta ante una amenaza, para mantener su reproducción, proteger su territorio y sus medios de subsistencia, y, finalmente, para conservar su estatus de reconocimiento social

David Buss, Psicólogo y Sociólogo, miembro de la American Psychological Association (APA), postula que el homicidio es una respuesta adaptativa de nuestra especie

El ser humano, ante las mismas pasiones y los mismos impulsos, reacciona casi de un modo invariable a lo largo de la historia

Durante gran parte de la historia, hemos vivido en pequeños grupos jerarquizados en los que todos los humanos se conocían y en los que cada sujeto ocupaba su lugar

El estatus era importante, sobre todo para los hombres, de modo que si perdían la confianza y el respeto del resto de los miembros de su grupo, aparecían ante los demás como sujetos débiles

Esto suponía un peligro para ellos a la hora de obtener recursos o una pareja; es decir, peligraba su supervivencia y su reproducción

En las sociedades paleolíticas, el bien raíz era la mujer, ya que era necesario que nacieran tres niñas por cada mujer fértil, porque de estos nacimientos dependía la supervivencia dela comunidad

En estos grupos había de 50 a 200 sujetos y su vida media era de 20 años

En el Neolítico, en cambio, el bien raíz era la tierra y los grupos ya estaban formados por miles de individuos, que defendían su territorio y sus recursos

Ya en 2005, Buss afirmó que nuestra especie ha desarrollado, a través de la evolución, potentes adaptaciones psicológicas que facilitan el comportamiento homicida para obtener determinados fines

Así, el homicidio no solo es una estrategia que nos ha permitido sobrevivir, sino que además nos ha permitido evolucionar, siendo una respuesta adaptativa, eso sí, solamente bajo determinadas circunstancias

No estamos ante una teoría que defienda el homicidio, ni el hecho de que tengamos un impulso agresivo por el que debamos guiarnos

Se trata de verlo desde el punto de vista de la psicología evolucionista, buscando los orígenes de la conducta violenta del ser humano

No olvidemos que en la activación de una respuesta homicida o en su inhibición juegan un papel protagonista el entorno, la crianza, determinados rasgos de la personalidad e incluso determinadas consideraciones neurológicas

Buss afirma que hay dos condiciones que hacen que el hombre recurra al homicidio como táctica evolutiva

La primera, en el caso de la pérdida o amenaza de su pareja sexual, y la segunda, ante la desvalorización de su estatus dentro de un grupo social, como consecuencia de determinadas humillaciones públicas

Así, el hombre percibe el abandono por parte de su pareja como un triunfo por parte de su enemigo y una humillación que le lleva a degradar su estatus social

Sin embargo, en el caso de las mujeres, el homicidio tiene una función instrumental y práctica: lo más habitual es el infanticidio, que también es una respuesta a su adaptación evolutiva: la escasez de recursos impide que pueda mantener a su descendencia y, en determinadas ocasiones, la progenie le imposibilita obtener recursos más óptimos, por lo que el homicidio es su única salida

En el siglo XVII, Hobbes ya consideró estos aspectos, incorporados en nuestro proceso evolutivo: Así pues, encontramos tres causas principales de riña en la naturaleza del hombre

Primero, competición; segundo, inseguridad; tercero, gloria. El primero hace que los hombres invadan por ganancia; el segundo, por seguridad, y el tercero, por reputación

Los primeros usan de la violencia para hacerse dueños de las personas, esposas, hijos y ganado de otros hombres; los segundos, para defenderlos; los terceros, por pequeñeces, como una palabra, una sonrisa, una opinión distinta, y cualquier otro signo de subvaloración, ya sea directamente de su persona, o por reflejo en su prole, sus amigos, su nación, su profesión o su nombre

Thomas Hobbes, Leviatán, capítulo XIII, 1651

La capacidad de matar del ser humano:

Estamos diseñados para matar

Los humanos matan porque están diseñados para hacerlo

Julia Shaw

Cuando nos hablan de la maldad desde la filosofía y la religión, nos advierten que debemos cuidarnos de determinados “monstruos”, como asesinos, violadores o terroristas

Y lo hacen siempre desde el punto de vista de “los otros”, como si nosotros no tuviéramos un lado oscuro

Creer que los malos siempre son los demás es renunciar a una parte de nuestra propia humanidad, porque la maldad es algo cotidiano y de diferente intensidad: todos mentimos, engañamos, nos hemos llegado a aprovechar de alguien e, incluso, le hemos provocado dolor

La científica psicológica Julia Shaw afirma que todos nosotros somos capaces de matar, y coincido con ella al cien por cien

Creo que solo es necesario un contexto determinado y unas circunstancias muy concretas

Shaw parte de esta premisa: “Nos encanta matar. Lo cual está bien porque necesitamos hacerlo para sobrevivir. ¿Tenemos hambre? Matemos, algo para comer. ¿Estamos enfermos? Matemos las bacterias antes de que ellas nos maten a nosotras

¿Algo nos hace sentir amenazados? Matémoslo en defensa propia

¿No sabemos muy bien qué es? Matémoslo de todos modos. Por si acaso” Y continúa con esta idea: nuestra especie es una súper depredadora, ya que los seres humanos matamos a más especies (en cantidad y diversidad) que cualquier otro depredador del planeta

Incluso con determinadas conductas, los seres humanos pueden llegar a disfrutar del sufrimiento de los demás

Matamos tanto que alteramos los procesos ecológicos y evolutivos a nivel global. Los asesinos no son maestros ni genios del mal, y la gran mayoría de ellos son como cada uno de nosotros

El ser humano es muy complejo y ninguno somos completamente buenos o malos, sino que bondad y maldad conviven en nuestro interior

Sin embargo, a pesar de tener esa capacidad para dañar e incluso acabar con la vida de otra persona, no significa que actuemos en consecuencia

Aceptar esa capacidad nos hará entender mejor cuáles son los factores que nos pueden empujar a asesinar, y por qué unas personas lo hacen y otras no

Shaw aún va más allá. Alega que no hay tantas diferencias entre un asesino en serie y cualquiera de nosotros

En su libro Hacer el mal: Un estudio sobre nuestra infinita capacidad para hacer daño, determina que quizá la única diferencia que existe entre nosotros y un asesino en serie es una corteza prefrontal en pleno funcionamiento que nos permite inhibir comportamientos, que ellos no pueden refrenar”

A partir de los estudios de Reimann y Zimbardo (2011), Shaw determina cómo funciona el mal desde el punto de vista de la neurociencia. Ambos investigadores localizaron la «cuna del mal» en determinadas partes concretas del cerebro, y determinaron varias fases:

= Desindividuación: El sujeto deja de pensar como individuo independiente y se siente parte anónima de un grupo; piensa entonces que ya no es personalmente responsable de sus actos, lo que «se relaciona con una disminución en la actividad de la corteza prefrontal ventro medial. Esto queda asociado a la agresión y a una pobre toma de decisiones, lo que puede llevar a un comportamiento desinhibido y antisocial»

= Deshumanización: Deja de verse a la otra persona como un ser humano; incluso se llega a ver a los demás como malvados que, además, pueden representar una amenaza para uno mismo o para su grupo. En esta fase hay un aumento de la actividad en la amígdala, que es la parte de nuestro cerebro que controla las emociones, y se pueden encender sentimientos como la rabia y el miedo

= Comportamiento antisocial: Las emociones experimentadas hacen que se disparen otro tipo de sensaciones y que el organismo se prepare para pelear, para huir o para sobrevivir

Las investigaciones han demostrado que los asesinos violentos y los psicópatas pasan por estas tres fases antes de cometer un asesinato

Factor D: los nueve rasgos oscuros de la personalidad que definen la maldad

¿No es el mal el elemento más verdadero de la satisfacción humana, el estado psicológico al que el hombre más profundamente aspira y se siente inexorablemente deseoso de abrazar?

Constituyendo una fuente de vitalidad y energía espontáneas, la maldad difumina la frontera mundana de la existencia «normal», galvanizando los sentidos y llevando vibraciones positivas al mundo HOMO CRIMINALIS. Es una faceta del carácter humano que disfruta en la oscuridad de la mente y sobre la que descansa la mayor parte de su vida

El mal procura la intoxicación sin estimulantes artificiales. Ian Brady, asesino en serie. Extraído de su libro The Gates of Janus, 2015

La maldad tiene muchas caras y no todas las personas malas o malvadas son iguales. Lo que más caracteriza a la maldad es la búsqueda constante del propio beneficio, en detrimento del bienestar y de los derechos de los demás. No siempre es tan llamativa ni tan mediática como en los casos de asesinos en serie o de violentos psicópatas. En muchas ocasiones es sibilina y silenciosa, y está más cerca de lo que creemos: madres que maltratan a sus hijos, niños que acosan a sus compañeros, directivos de empresas que terminan provocando el suicidio de algunos de sus empleados, políticos que llevan a la ruina y al caos social a un país entero, etc…

Desde 1950, diversos investigadores han estudiado muchos rasgos oscuros de la personalidad, que incluyen el desprecio por la vida y el bienestar de otras personas, conocidas o desconocidas. La pregunta que cabe contestar es: ¿hay en la maldad humana un factor general que está presente en cada uno de nosotros pero en diferentes grados? Parece que es así y está formado por lo que se ha venido en llamar «los nueve rasgos oscuros». Aquellos sujetos que puntúen36 más alto serán los que tengan los comportamientos más agresivos, incluyendo el asesinato

En 2018 se publicó el artículo «The Dark Core of Personality»,37 un estudio científico de investigadores alemanes (Universidad de Ulm) y daneses (Universidad de Koblenz-Landau), que sugiere que características como el egoísmo, la psicopatía, el sadismo, el rencor o el narcisismo comparten un núcleo común al que denominan «factor oscuro de la personalidad» o factor D («D» de dark, «oscuro»). Podemos pensar que es mucho más habitual que una persona sea rencorosa o egoísta antes que psicópata, pero este estudio demuestra que hay una misma tendencia38 y que los aspectos oscuros de la personalidad están relacionados entre sí. Esta investigación revela que existe una predisposición por parte de ciertas personas a llevar a cabo conductas que perjudican a otros y que son identificables por una serie de rasgos que están relacionados con patrones concretos de comportamientos dañinos y lesivos. En este caso se deja a un lado la biología, así como las explicaciones sociológicas que determinan qué razones pueden conducir a una persona a cometer un delito, incluso a matar, y se centran solamente en la psicología de la personalidad

El factor D supone la tendencia a vivir solo interesado en cumplir los propios objetivos, deseos, motivaciones y expectativas, por encima de cualquier otra persona o circunstancia, e incluso se llega a disfrutar con el daño que se causa a terceros

Implica:

=            Maximizar la utilidad de otras personas haciendo lo que sea necesario para obtener lo que se quiere, sin valorar el daño que puedan causar

= Intencionalidad, manipulación y utilización de los demás para lograr sus propósitos

• Conjunto de creencias internas que justifican sus actos y su conducta, y así evitan sentir vergüenza o culpa

Queda demostrado que el factor D es un elemento común que aparece en los siguientes rasgos oscuros de la personalidad. Quienes lo tienen se consideran superiores al resto, defienden ideologías que favorecen el dominio sobre los demás y creen que el mundo es una jungla regida por la competitividad:

1. Egoísmo: Preocupación excesiva por saciar los propios intereses. Actúan sin tener en cuenta las repercusiones de sus palabras y actos sobre los demás. El ego ocupa tanto espacio que no empatizan con las personas con las que interactúan

2. Maquiavelismo: Manipulación, frialdad emocional y absoluta creencia en la máxima de que el fin justifica los medios empleados. Supone una mentalidad estratégica para la búsqueda y consecución de los propios intereses.

3. Falta de ética y de sentido moral: Desde el punto de vista cognitivo, no sienten remordimientos ante actos que carecen de ética y de moral

4. Narcisismo: Admiración desmesurada por sí mismos, bien por sus características físicas, su capacidad intelectual, sus logros profesionales o por determinadas cualidades. Necesitan una atención y una admiración constantes

5. Derecho psicológico: Convicción recurrente de que son merecedores de más derechos que los demás, de recibir un mejor trato y unas concesiones que el resto no se merecen

6. Psicopatía:

7. Sadismo: Infligir dolor a los demás, físico o psicológico, para obtener placer y sensación de dominio sobre otra persona

8. Interés social y material: Búsqueda de ganancias de diferente naturaleza: materiales, estatus social, económicas, reconocimiento, éxito, fama, etc.

9. Rencor o malevolencia: Disposición para dañar a otros (social, financiera, físicamente), aunque esto conlleve dañarse a sí mismos. Implica conductas como la agresión, el abuso, el robo, la humillación, etc.

A pesar de que todos los rasgos oscuros de la personalidad se relacionan entre sí, las correlaciones más intensas están entre egoísmo, maquiavelismo, falta de ética y sentido de la moralidad, psicopatía, sadismo y rencor. Zettler, uno de los autores de esta investigación, afirma que el conocimiento de este factor D puede ser un instrumento útil para evaluar la posibilidad de que una persona reincida o que haya una escalada de violencia y cometa delitos más graves

En las sociedades modernas, el homicidio está considerado la manifestación más violenta del comportamiento criminal, y en todas ellas está castigado, a pesar de las diferentes definiciones o matices. Para esta conducta criminal se imponen las penas más graves como la privación perpetua de libertad o la pena de muerte

Desde que comenzaron las leyes escritas, tanto el homicidio como el asesinato se han considerado un crimen. Cuando este ha quedado impune o cuando se ha justificado, se ha convertido en la mayor causa de mortalidad en determinados momentos de nuestra historia. Hoy existen países donde el asesinato es responsable de unas tasas de mortalidad elevadas. Sin embargo, el homicidio ha ido disminuyendo de manera constante a nivel global: mayor presencia policial, comunicaciones y vigilancias, sistemas penales más estrictos, etc. En Estados Unidos, por ejemplo, han disminuido considerablemente: en 1993 la ratio era de 24.760 homicidios y en 2018, de Actualmente, la tasa global de homicidios en todo el mundo está próxima a las 6,1 muertes por cada 100.000 habitantes

En cambio, existen diferencias muy extremas a nivel global.

Esto no significa que las personas de determinados países sean

más violentas que otras, o que se trate de países inherentemente más violentos. Como sabemos, la violencia en cada país y en

cada lugar del mundo depende de una compleja interacción

entre distintos factores sociales, económicos, políticos e institucionales: cultura y niveles de opresión de ese país, acceso a

las armas, conflictos políticos, sociales y económicos, nivel de

renta per cápita y PIB, etc…

España está por debajo de la media Europa, con una tasa

del 0,66%, de modo que no llega a los 400 homicidios al año.

En 2000, la cifra ofrecida por el Ministerio del Interior fue de

553 homicidios. La tasa ha disminuido un 38%,

así que en nuestro país es más fácil morir

de otras causas que por ser víctima

de un homicidio o un asesinato. Quédense tranquilos.

ÍNDICE

1.

Homo criminalis: el homicidio como parte de la historia

de la humanidad

2.

¿Ha dado forma la modernidad al asesino en serie?

3.

Comunicaciones de los asesinos relacionadas con sus crímenes

4.

Efecto copycat killers: imitadores de asesinos

5.

«Monkey see, monkey do»:

¿Influyen los mass media en el efecto imitación?

6.

Snuff movies: representación visual de un asesinato

¿Qué se esconde tras la leyenda urbana?

7

 Incels: celibato involuntario,

misoginia online y violencia en masa

8.

Un fenómeno moderno: ¿la psicopatía facilita el éxito

profesional y el liderazgo?

9.

Asesinos de alquiler: mercantilizando la muerte

10.

Profesionales de la muerte:

¿por qué un sicario no es un asesino en serie?

11.

Parafilias: preferencias sexuales (anómalas),

Patologías y delitos sexuales

12.

Parafilias (clínicas) letales: criminalidad sexual,

homicidio sexual y sadismo

13.

La Dalia Negra: la gran paradoja del mal

14.

El rol de las fantasías sexuales (desviadas): guion criminal

de los asesinos en serie

15.

Ladrones de inocencia: pedófilos frente a pederastas

16.

Pedófilos online: material de explotación sexual infantil

 (MESI). Niños atrapados en la red

17.

Ciberespacio: la nueva escena del crimen

18.

Cibercriminalidad social:

Victimización interpersonal online

El ciberacoso

19.

Tienes una nueva solicitud de amistad:

El ciberacosador y sus víctimas

20.

Delinquiendo en gerundio: stalking, bullying, mobbing.

El acoso en otros ámbitos

Agradecimientos

Notas

Bibliografía

FICHA TÉCNICA:

1 Libro

496 Páginas

Pasta delgada en color plastificada

Primera edición 2021

ISBN 9788434433298

Autor Paz Velasco De La Fuente

Editor Ariel

 

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1 comentario:

  1. Libro HOMO CRIMINALIS

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