SIN
LITERATURA NO HAY DERECHO
1 Libro Coordinador/a:
Gerardo Laveaga
Autor/es:
Orestes Aguilar, Héctor Ángel Gilberto Adame Israel Alvarado Martínez Luis
Arroyo Zapatero César Astudillo Reyes Maliyel Beverido Duhalt Eber Betanzos
Torres Bernardo Bolaños Guerra Miguel Bonilla López Carmen Boullosa Miguel
Carbonell José Ramón Cossío Díaz José Mario de la Garza Marroquín Sergio García
Ramírez Armando González Torres Sergio González Rodríguez Ricardo Guzmán
Wolffer Jorge Alberto Lara Rivera Gerardo Laveaga Mónica Lavín Alberto Mansur
Jorge Nader Kuri Alberto Enrique Nava Garcés Santiago Nieto Castillo Mitzi
Alethia Pichardo Estrada Iliana Rodríguez Santibáñez Andrés Roemer Ricardo
Salgado Perrilliat Francisco Javier Camacho Romero Ulises Schmill Ordóñez
Sergio Alonso Rodríguez José Manuel Villalpando Jorge Volpi
Editor
Tirant Lo Blanch
PRIMERA
EDICIÓN 2017
Trazar rumbos, señalar
horizontes, siempre exige
un relato: ¿qué se
pretende con un cuerpo de normas?
¿Orden? ¿Bien común?
¿Felicidad?
¿Para qué? ¿Para
alcanzar una sociedad ideal?
¿Y cómo debe ser esa
sociedad? ¿Debe gobernarla un sabio?
¿Debe estar regida por
un grupo de clérigos iluminados?
¿Quién maquila las
leyes puede aplicarlas?
Todo esto implica
utopías. Para ir tras ellas,
para obedecer las
disposiciones jurídicas que pretenden
ayudarnos a
alcanzarlas, hace falta un cuento ?
¿Ideales?, decimos de
modo solemne
Las personas van a la
guerra en nombre de un dios
o de una nación? ¿ficciones
ambas? y ponen bombas
en aras de otras
ficciones a las que denominan
igualdad o libertad?
Gerardo Laveaga
invitación a la lectura:
“No hay hechos” escribió
Nietzsche;
“solo interpretaciones”.
Tenía razón
La realidad no es sino
la interpretación
que hacemos de nuestro
entorno
Llamamos sol, marrón o
frío a lo que, hoy día,
conocemos como tales,
aunque cada lengua
utilice términos
diferentes
La sociedad ha ido
definiendo lo que es y no es
A esto se refiere el concepto construcción de la realidad
Así lo entendieron los judíos
hace 1,200 años,
cuando nos refirieron
en el Génesis, como Adán
puso nombre “a todos
los animales
y a las aves de los
cielos”
Un caballo fue caballo
hasta que alguien lo llamó
así y los demás aceptaron
el término
Si Adán hubiera denominado ardilla a los que hoy
llamamos caballo, hoy montaríamos
ardillas e iríamos a
verles correr
Lo mismo podría
decidirse de una
cascada o un terremoto
También lo comprendió Platón, hace más de 2,350 años,
cuando sugirió, en el
Crátilo, que eran las palabras
las que daban sentido a
esta realidad
Jorge
Luis Borges sintetizó esta idea en el Gólem:
“Si (como afirma el griego
en el Cratilo)
El nombre es arquetipo de
la cosa
En las letras de rosa está
la rosa
Y todo el Nilo es la
palabra Nilo”
Pero si para designar
una flor o un río no suele
haber dificultades, hay
otras palabras en las que
es más difícil ponerse
de acuerdo: bien,
maldad o belleza, por
ejemplo
Esto lo saben los filósofos,
los lingüísticas y, más
que nadie, los
legisladores, a la hora en que
tienen que elaborar
leyes para regir la conducta
de los individuos que
integran su comunidad
Vincenzo Ferrari afirma
que tres son las funciones
del derecho: orientar a
la sociedad – determinar
los valores que ésta
debe perseguir-; legitimar
el poder público y
resolver los conflictos que
deriven de la
convivencia social
Si estamos de acuerdo
con él, habría que admitir,
también, que no puede
existir el Derecho sin relato
El Derecho es un
producto cultural –por más
que acabe por
expresarse en normas positivas-
y cada disposición
jurídica tiene su historia
Un proceso de
aceptación
Los valores de una
sociedad, que hoy se dan por
supuestos , no siempre
lo fueron… y nada
garantiza que lo sigan
siendo
Conceptos como verdad o
justicia han sido
forjándose a lo largo
de los siglos
En pleno siglo XXI,
siguen ampliándose
Si hace algunos años
nos preguntábamos si
una mujer debía gozar
de las mismas prerrogativas
de un hombre, o sí un
hombre libre tenía
derecho a adquirir un
esclavo , hoy nos preguntamos
si tenemos derecho a disponer
de nuestra propia
vida, a vender uno de
nuestros riñones o a consumir
carne de una vaca luego
de haberla
sacrificado con ese fin
Trazar rumbos exige
historias
¿Qué se pretende con un
cuerpo de normas?
¿Orden?
¿Bien común?
¿Felicidad?
¿Para qué?
¿Para alcanzar una
sociedad ideal?
¿Y cómo debe ser esa
sociedad?
¿ ¿Debe gobernarla un
sabio?
¿Debe estar regida por
un grupo de clérigos iluminados?
¿Quién maquila las
leyes puede aplicarlas?
Todo esto implica utopías
Para ir tras ellas,
para obedecer las disposiciones
jurídicas que pretenden
ayudarnos
a alcanzarlas, hace
falta un cuento
“Ideales”, decimos de
modo solemne:
Las personas van a la
guerra en nombre de
un dios o de una nación
– ficciones ambas-
y ponen bombas en aras
de otras fricciones
a las que denominan
igualdad o libertad
En el siglo XXI –como comúnmente
ocurrió
en la prehistoria,
antes de que se inventara
la escritura-, a los
niños se les refieren fábulas
donde los personajes
dan ejemplo de valor,
generosidad u honradez,
valores que deben
cultivar si quieren
formar parte de cierta comunidad
En cuanto a la
legitimación del poder –segunda
función del derecho-
hoy podemos a decir que
esta deriva de un
mandato popular
La afirmación, desde
luego, es tan ficticia como
lo fue la supremacía de
la raza blanca, el dominio
que el varón debía
ejercer sobre las mujeres
o el derecho divino de
los reyes
Todas son fábulas
Volviendo a la Biblia,
ésta nos relata en el Éxodo
cómo, tras escribir de Egipto
y burlar al ejército
del faraón, Moisés
condujo a su
pueblo hasta el
desierto
Ahí, Yahvé le ordeno
que subiera a la cima
del monte Sinaí donde le
dicto
diez mandamientos perentorios
Entre ellos, no matar,
no robar y no
dar falso testimonio
contra el prójimo
No era Moisés quien
ordenaba esto sino Dios
Quinientos años antes,
el rey babilonio
Hammurabi recibió
instrucciones semejantes:
no de Yahvé sino de
Marduck, quien lo
encomendó administrar
justicia para su pueblo
Al efecto, le entregó
un código con 282
disposiciones
jurídicas, entre las que hoy
recordamos éstas: “Si
un señor ha desprendido
(de un golpe) uno de
sus dientes”
Hammurabi explica al
final del código que fueron
los dioses quienes lo
eligieron; que él sólo fue
su instrumento: “ el
pastor salvador, cuyo cetro es justo”
Quizás los babilonios
no habrían aceptado estas
disposiciones si él
hubiera anunciado:
“Estos son las leyes
que yo urdí y ustedes
deben acatarlas sin
chistar”
350 años atrás –en el
2014 a. c.-, un monarca
de Ur, inspirado por
nanna, dios de la Luna,
hizo algo semejante y
nos legó el más antiguo
de los ordenamientos
jurídicos que se
conocen a la fecha: el
código de Shulgi
Hoy hablamos, en términos
técnicos, de una
exposición de motivos,
de la obligación de
fundar y motivar pero ¿cómo
se exponían
los motivos, cómo se
fundaba y motivaba
en otras épocas si no
era a través de historias
que exaltarán la
imaginación, de aquellos
que deben acatar la
ley?
Esta se funda en
creencias y miedos,
en sueños, ambiciones y
en la cambiante
interpretación de la
realidad
En su estupendo libro LA INVENCIÓN DE LOS
DERECHOS
HUMANOS, Lynn Hunt describe
cómo las novelas fueron
moldeando los sentimientos
de las personas y
provocaron que los ricos sintieran
empatía hacia las
criadas ultrajadas o los
sirvientes mutilados: “¿Puede
ser casualidad
que las tres novelas de
identificación psicológica
más importantes del
siglo XVIII –PAMELA (1740)
y CLARISA (1748), de Richardson,
y Julia (1761),
de Rousseau -fueron publicados en el periodo
que precedió
inmediatamente a la aparición
de conceptos de
derechos del hombre?”
En cuanto a zanjar los
conflictos que deriven
de la interpretación de
la ley, la Literatura
es rica en ejemplos
sobre los jueces
Primero para
legitimarlos y, luego, para socializar
–si vale el término-
los problemas que han
enfrentado estos
juzgadores
Se dice fácil. No lo
es. Para dirimir las dificultades
jurídicas que derivan de
un contrato de compraventa
o de matrimonio –ambas figuras
urdidas por
la imaginación de
quienes organizaron a la sociedad
desde los tiempos más
antiguos –es preciso que
los afectados acepten
la tarea del juez pero,
también –y este sería
previo-, que la conozcan
y comprendan sus
alcances
Antígona; que resuelve
enterrar a su hermano
muerto , pese a la
prohibición legal; el rey
Salomón, que ordena
partir a un crío por la mitad;
el juez de EL MERCADER DE VENECIA, que se ve
imposibilitado de
atender la demanda de Shylock;
la condena del ingenuo
marinero Billy Budd;
los personajes de HEREDERÁS EL VIENTO,
que debaten en un
tribunal qué debe y
que no debe enseñarse
en las escuelas, o los
DOCE HOMBRES
EN PUGNA, que discuten
si lo condenan a la
pena de muerte a un acusado
son, todos ellos,
producto de la necesidad de
preguntarnos por el
sentido de la justicia y
para hacer accesible el
Derecho a las personas
¿Cómo discernir con
éxito un conflicto si no
se ha vivido este, así
sea en cabeza ajena?
Lo mismo podría
aducirse de los abogados:
CASA
DESOLADA, de Dickens,
las novelas de Kafka
los thrillers de Grisham son modelo de
este laboratorio en
distintas épocas
Sin ellas, quizás ni
siquiera resultaría atractivo
dedicarse a las profesiones
jurídicas
Por todo esto, no puede
entenderse el derecho
sin Literatura, por más
que, en nuestra época,
ésta se haya su
subsumido en el
cine o las redes
sociales
La creación, aplicación
e interpretación
del derecho depende de
la comprensión y
aceptación de una
comunidad a las normas que las rigen
En el presente trabajo,
se dan cita una treintena
de escritores y
abogados que, desde su propia
perspectiva –la ficción,
la academia, la judicatura,
el litigio… -exploran
las intersecciones
entre Derecho y
Literatura
Son más, muchas más de
lo que
pudiéramos imaginar
No es casual que, a lo
largo de la historia,
incontables novelistas,
ensayistas, dramaturgos
y poetas hayan iniciado
su carrera
en el ámbito jurídico
Hay que celebrar pues,
la iniciativa de José Ramón Cossío,
de El Código nacional y
de la editorial Tirant lo Blanch,
para lanzar una
colección que permita a los lectores
examinar el derecho
desde diversos ángulos
La literatura es quizás,
el más olvidado
y el más relevante de
ellos
Lo anterior escrito en
su presentación por
Gerardo Laveaga en su carácter
de coordinador de
LITERATURA
Y DERECHO
ÍNDICE:
Invitación
a la lectura
1. Kafka y la ciencia jurídica
Ángel
Gilberto Adame
2. La disposición sobre el cuerpo humano
Israel
Alvarado Martínez
3. Narrar el mal para prevenirlo
Luis
Arroyo Zapatero
4. El mercader de Venecia y los derechos
humanos
César
Astudillo Reyes
5. Editoriales cartoneras
Maliyel
Beverido Duhalt
6. El Derecho en los textos literarios
Eber
Betanzos Torres
7. Dos novelistas críticos del Derecho en
México y Estados Unidos
Bernardo
Bolaños Guerra
8. La mejor respuesta posible de Aulis
Aarnio
Miguel
Bonilla López
9. Orfeo, Eva y un puño de Evas de Pilón
Carmen
Boullosa
10. Lo que la Literatura puede enseñar a los
abogados
Miguel
Carbonell
11. Patria y los límites sociales del Derecho
José
Ramón Cossío Díaz
12. La legalidad viene de noche
José
Mario de la Garza Marroquín
13. La muerte: entre leyes y letras
Sergio
García Ramírez
14. Un idilio difícil
Armando
González Torres
15. Derecho y Literatura
Sergio
González Rodríguez †
16. Scerbanenco, el escrutador
Ricardo
Guzmán Wolffer
17. El tribunal electrónico de Papini
Jorge
Alberto Lara Rivera
18. Dante y la política criminal
Gerardo
Laveaga
19. La ficción y la justicia
Mónica
Lavín
20. Atticus
Alberto
Mansur
21. El defensor
Jorge
Nader Kuri
22. La casa de la palabra
Alberto Enrique
Nava Garcés
23. Los miserables y el Derecho
Santiago
Nieto Castillo
24. En Renania: inicios literarios de Carl
Schmitt
Héctor
Orestes Aguilar
25. Desde la isla desconocida
Mitzi
Alethia Pichardo Estrada
26. La novia liberada y el conflicto
árabe-israelí
Iliana
Rodríguez Santibáñez
27. Selección natural en el Derecho y la
Literatura
Andrés
Roemer
28. El Derecho en la Literatura
Ricardo
Salgado Perrilliat
Francisco
Javier Camacho Romero
29. Desentrañando una metáfora
Ulises
Schmill Ordóñez
30. Derecho y Literatura post-apocalíptica
Sergio
Alonso Rodríguez
31. Maximiliano ante sus jueces
José
Manuel Villalpando
32. El Derecho penal a los ojos de un
novelista
Jorge
Volpi
FICHA
TÉCNICA:
1 Libro
1 Libro Electrónico
gratis en su adquisición
280 páginas
Pasta delgada en color
plastificada
Primera edición 2017
ISBN 9788491693383
1 Libro Coordinador/a:
Gerardo Laveaga
Autor/es: Orestes
Aguilar, Héctor Ángel Gilberto Adame Israel Alvarado Martínez Luis Arroyo
Zapatero César Astudillo Reyes Maliyel Beverido Duhalt Eber Betanzos Torres
Bernardo Bolaños Guerra Miguel Bonilla López Carmen Boullosa Miguel Carbonell
José Ramón Cossío Díaz José Mario de la Garza Marroquín Sergio García Ramírez
Armando González Torres Sergio González Rodríguez Ricardo Guzmán Wolffer Jorge
Alberto Lara Rivera Gerardo Laveaga Mónica Lavín Alberto Mansur Jorge Nader
Kuri Alberto Enrique Nava Garcés Santiago Nieto Castillo Mitzi Alethia Pichardo
Estrada Iliana Rodríguez Santibáñez Andrés Roemer Ricardo Salgado Perrilliat
Francisco Javier Camacho Romero Ulises Schmill Ordóñez Sergio Alonso Rodríguez
José Manuel Villalpando Jorge Volpi
Editor Tirant Lo Blanch
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Si es de su
agrado está espléndida obra:
SIN
LITERATURA NO HAY DERECHO
1 Libro Coordinador/a:
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Aguilar, Héctor Ángel Gilberto Adame Israel Alvarado Martínez Luis Arroyo
Zapatero César Astudillo Reyes Maliyel Beverido Duhalt Eber Betanzos Torres
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José Ramón Cossío Díaz José Mario de la Garza Marroquín Sergio García Ramírez
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Alberto Lara Rivera Gerardo Laveaga Mónica Lavín Alberto Mansur Jorge Nader
Kuri Alberto Enrique Nava Garcés Santiago Nieto Castillo Mitzi Alethia Pichardo
Estrada Iliana Rodríguez Santibáñez Andrés Roemer Ricardo Salgado Perrilliat
Francisco Javier Camacho Romero Ulises Schmill Ordóñez Sergio Alonso Rodríguez
José Manuel Villalpando Jorge Volpi
Editor Tirant Lo Blanch
PRIMERA
EDICIÓN 2017
Se puede
comunicar al Teléfono: 7146961
aquí en
Culiacán,
Sinaloa, México
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Quedo a sus órdenes; gracias
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