¿CUÁNTO VALE UNA VIDA?
1 Libro Autor Didier Fassin
Editor Siglo XXI
Primera edición 2022
LIBRO POR ENCARGO
O; CÓMO, PENSAR LA DIGNIDAD HUMANA EN UN MUNDO DESIGUAL
¿Qué dice de nuestras sociedades el
hecho de que en algunos países los muy ricos puedan vivir hasta quince años más
que los muy pobres? ¿Por qué algunas vidas parecen valer más que otras?
Como han demostrado las ciencias sociales, la duración de la vida y el
estado de salud con el que las personas la transitan y la terminan no tienen
que ver con condiciones naturales, sino con los efectos de las distintas formas
de la desigualdad, que son también expresiones de injusticia
¿Podemos seguir hablando de longevidad sin incluir en el análisis la
calidad y dignidad de las vidas?
En este libro, que
recoge la conferencia que dio como inauguración de su Cátedra de Salud Pública
en el Collège de France, Didier Fassin profundiza en los temas que vienen
ocupando su investigación y sus intervenciones públicas en los últimos años:
las particulares formas que adquiere la desigualdad cuando se trata de la salud
de las personas y, sobre todo, el enorme desafío moral que significa para el
mundo contemporáneo reparar esas disparidades. En
el tono didáctico que sus lectores reconocen, con mirada y pluma de
etnógrafo, Fassin señala las limitaciones de la expectativa de vida como forma
de medir la duración hipotética de una vida biológica
Las mujeres viven más años que
los hombres en promedio, ejemplifica, pero están más expuestas a la violencia,
la discriminación y el avasallamiento de sus derechos
Hablar de desigualdad de las vidas ya no es solo interrogarse sobre
las disparidades de su duración, sino considerar las diferencias entre lo que
son y lo que los individuos tienen derecho a esperar de ellas, escribe
Con este libro: CUÁNTO VALE UNA VIDA; que
incluye también una entrevista especialmente realizada al autor, la editorial Siglo
XXI se suma al Collège de France para poner al alcance del público
hispanohablante las principales lecciones inaugurales y de clausura de la
prestigiosa institución francesa, que es otra manera de difundir entre los
lectores la producción intelectual más actualizada y relevante
Una mujer en África muestra
un cuaderno donde lleva el diario de sus días, que oscilan entre la conciencia
de su enfermedad mortal y la esperanza de que, después de todo, su hijo tenga
quizá una vida mejor que ella
Un inmigrante, con
pudor, narra cómo debe demostrar ante el Estado francés lo endeble de su
condición física para obtener una ayuda que le permita sobrevivir
Policías parisinos confiesan
lo aburrido que les resulta patrullar las calles sin que haya mucha “acción”.
Quizá alguna vez un hurto, u otros delitos menores. ¿Habría modo de que esa
rutina no resulte tediosa luego de un entrenamiento casi militar?
Otros migrantes cuentan
que buscan ser calificados como “refugiados políticos” para permanecer en el
país de acogida: les sería imposible vivir en el propio sin sufrir violencias
(en algunos casos, extremas)
Allí donde llegan en busca
de una vida mejor hay muchos requisitos para adquirir un estatuto legal que les
permita acceder a los mismos derechos que otros ciudadanos
Todos ellos (y
varios más) cuentan con la escucha de Didier Fassin
Sanitarista, sociólogo y antropólogo, Fassin practica el método de la
inmersión propio de la etnografía clásica, y el análisis y reformulación de
lecturas bibliográficas y archivos, como lo hace la mejor tradición intelectual
A sus lecturas de sociólogos, de
filósofos clásicos y contemporáneos, suma voces en proceso, activas, vitales:
las que le brinda la experiencia de convivir en grupos y territorios diversos.
Así, desarrolla con profundidad preguntas nuevas, atento a las desigualdades y
al modo más preciso de conceptualizarlas
Y pone el foco en el rol del Estado y su incidencia en distintas
esferas de la vida social, como las políticas sanitarias y migratorias y la
penalización de los delitos
Al mismo tiempo, realiza
otro movimiento, fundamental en su trabajo: observa qué hacen las personas
dentro de ese sistema, cómo se adaptan, resisten y desarrollan estrategias
propias para seguir adelante
Desde la perspectiva de la antropología crítica, entonces, Fassin se ha dedicado
a explorar etnográficamente la policía, la justicia y la cárcel; temas de sus
investigaciones han sido, entre otros, las políticas de salud pública y la
desigualdad en Senegal, Ecuador y Sudáfrica, y las acciones humanitarias en
Colombia
Como dijimos, actualmente
se ocupa de la inmigración y de las políticas de la vida, cuestiones que retoma
en la lección inaugural de la Cátedra de Salud Pública del Collège de France, que
este volumen acerca a los lectores de lengua castellana
Colaborador regular en
distintos medios –donde también escribe sobre la irrupción de las llamadas
“nuevas derechas”–, la participación de las ciencias sociales en el debate
público siempre fue una de sus preocupaciones
Podemos afirmar que,
una vez más, él mismo logra ponerlo en juego en este libro, de manera clara,
inteligente, exquisita
Fassin sigue la tradición que
rescata a la antropología como un saber ya no de lo exótico, sino de lo próximo
y de lo cotidiano, como quienes estudiaron, por ejemplo, los modos en que se
reproducen las profesiones o las élites se perpetúan en el poder
En su libro La fuerza del orden,
se involucró y encontró indicios de por qué la policía francesa amedrentaba a
determinadas comunidades; lo hizo desde el lugar de quien escucha sin dogmas
grandilocuentes ni prerrogativas
En efecto, rehúye
el prejuicio y queda exento de los equívocos que suelen cometer, aun en sus buenas
intenciones, algunos estudiosos (quizá, nublados por conocer de antemano las injusticias
cometidas por estas herramientas del Estado)
Donde algunos teóricos, a
veces de manera simplista y conspirativa, sentencian que las instituciones
toman decisiones deliberadas para atacar a un grupo, Fassin desarticula lo que
damos por obvio: aquellos trabajos desarrollados en cárceles y comisarías son
solo uno de tantos ejemplos de su praxis de la antropología crítica
Así, busca desandar las génesis y los motivos del funcionamiento de entidades
públicas y privadas y su relación con los actores sociales
En ese sentido, La
fuerza del orden constata que el “giro punitivita” producido en Francia con la
política de “mano dura” de Nicolás Sarkozy aumentó las detenciones y las penas,
sin generar una disminución de la criminalidad. Mientras tanto, las sociedades
parecen cada vez más tolerantes ante los delitos económicos y financieros, no
así de cara a hurtos o consumo de ciertas drogas
Lo que Fassin llama
“populismo penal” –ese hacerse eco, desde el gobierno, de ciertos pedidos de
“mano dura”, expresiones de intolerancia amplificadas por las redes y los
medios de comunicación– termina produciendo medidas que buscan la simpatía de
algunos ciudadanos
Y con ellas, se
excluye a otras personas que, al contrario de lo que podría pensarse, no son
los delincuentes, sino minorías, pobres y migrantes
Así queda en
evidencia que se ponderan de manera desigual determinadas existencias, tanto
como las acciones de los desfavorecidos y de los privilegiados que ostentan
capital financiero
Estos trabajos sobre
áreas y personas concretas anticipan cuestiones clave de este libro: CUÁNTO VALE UNA VIDA
La constante emerge –incluso,
a veces, de manera sutil– en las investigaciones del autor. Con audacia, Didier
Fassin invirtió la fórmula canónica del método etnográfico
Al acompañar, desde
adentro, actividades de organizaciones humanitarias como Médicos sin Fronteras,
pasó de ejercer una “observación participante”, propia del modelo clásico, a una
“participación observante”
Esa decisión le permite descubrir,
lejos de la condescendencia pero también del cinismo, variables que de otro
modo quedarían en la opacidad
Porque incluso en el interior de organizaciones que hacen notables intentos por
salvar vidas pueden verse diferencias en la consideración destinada a sus miembros
Los activistas pertenecientes a
determinados territorios son valorados de un modo distinto que quienes llegan
desde el extranjero
En
Por una repolitización del mundo leemos:
La mayoría de las bajas sufridas por
las organizaciones humanitarias durante los conflictos no corresponden a
“expatriados” sino a “nacionales”, es decir, trabajadores locales
En Colombia, Chechenia y Sri Lanka, donde hubo ataques a misiones
humanitarias, cada vez resulta más evidente que los beligerantes tienden a
distinguir a los agentes […] con arreglo a lo que valen sus vidas en el sentido
más material de la expresión: los expatriados son secuestrados y se pide un
rescate por ellos, a los nacionales simplemente se los mata
Al investigar, Fassin
descubre paradojas y también es capaz de detectar las tensiones alrededor, y
dentro, de las grandes problemáticas contemporáneas que atraviesan sus trabajos
en territorios como Irak, en sus estudios sobre el VIH-SIDA en África, los
conflictos en Colombia y, en Francia misma, en las cárceles pero también en la frontera
donde quedan varados los migrantes
En lo que él llama “la
razón humanitaria”, el lenguaje define víctimas, refugiados, enfermos, que son
a la vez categorías que vuelven a alguien plausible de recibir ayuda, o no
Así, lo
humanitario se vuelve político y determina quién debe vivir y en nombre de qué
En sus estudios sobre Palestina,
consignó que, durante la Segunda Intifada, los psiquiatras detectaron “traumas”
en los jóvenes palestinos
Esto permitió que
aquel sufrimiento fuera tenido en cuenta por la opinión pública internacional.
Pero, al mismo tiempo, esta categorización psicológica puede difuminar la
dimensión histórica y política del conflicto
Los rótulos de este tipo
–ya se apliquen a migrantes en Francia o a enfermos en Sudáfrica, sin que se
pretenda una asimilación, como suele aclarar el autor– incluyen una
verificación de la verdad del estatuto de “víctimas” por parte de los gobiernos
Además,
Fassin señala las complejidades de esos procesos para calificar a los
ciudadanos, en un logrado análisis que sería injusto sintetizar aquí
Con todo, es
posible expresar que el Estado no es “el mal” ni “el bien”
Según se lee en “Por una repolitización del mundo”, “entre el Estado y el cuerpo se
da una relación de protección y persecución, compasión y represión”
Las investigaciones del
antropólogo otorgan contornos a los claroscuros
En aquel libro también
apunta que el cuerpo es un recurso para conquistar derechos que, sin lugar a dudas,
no pueden reducirse a su dimensión biológica: precisamente porque son derechos
y no obligaciones, […] es preciso considerarlos políticos
Esas luchas ponen a prueba la
democracia en la misma medida en que la fomentan. Una lectura que simplifique
la política de la vida soslaya esta dialéctica, que tiene a los agentes
sociales como uno de sus componentes
Esta conferencia inaugural prosigue
esa trayectoria con el abordaje de un tema que ha tenido un interés tanto histórico
como contemporáneo; tema tan presente en la vida cotidiana como en indagaciones
filosóficas y paradigmas religiosos
Si las noticias dicen que la policía, conforme a lo que suele
llamarse “gatillo fácil”, mató a sangre fría a un joven de clase media, en las
redes sociales, en las universidades, entre amigos, se cuestiona: ¿habría
tenido la misma visibilidad este caso si hubiera sido asesinada una persona de
un barrio popular?
Si la represión es ejercida contra
una persona trans o contra un mapuche, ¿se le daría la misma cobertura?
Lo que subyace es el valor otorgado a la vida de los distintos grupos
sociales. El trabajo de campo de Fassin rescata los relatos de quienes sufren
la guerra, la pobreza, la persecución policial; los migrantes y refugiados
Y da cuenta de cómo se
ven a sí mismos y qué acciones políticas llevan adelante
Como si siguiera, además,
aquella premisa de Paul Ricœur sobre la potencia de dimensionar la vida como
relato
Ciertos acontecimientos muestran
las disparidades en forma exacerbada
Algunos recordarán lo sucedido con
el soldado israelí Gilad Shalit, cuyo secuestro se atribuyó el grupo palestino
Hamás. Shalit tenía en aquel entonces 19 años y fue liberado, en un acuerdo de
“intercambio de prisioneros”: equivalió a 477 palestinos en una primera
instancia y luego otros 550 (1027, en total)
Eso pasó en 2011: Shalit permaneció cautivo cinco
años
Fassin cita el caso de Irak. Dice
en su conferencia: “Es posible contar e identificar a cada soldado de la
coalición fallecido, pero es imposible indicar la cantidad de civiles muertos,
más allá de una estimación de 100 000 y, más aún, darles un nombre”. Mientras
tanto, en el Mediterráneo, los buques de salvataje son asediados por las
autoridades europeas, que dejan morir ahogadas a cientos de personas que no
serán identificadas ni tendrán derecho a sepultura
En sus escritos, Fassin
expone ciertos aspectos encarados en esta conferencia inaugural: las matrices y
manifestaciones de la desigualdad
Las diferencias abismales de
los indicadores referidos a la expectativa de vida entre países ricos y en
desarrollo –brechas que pueden llegar a los 40 años– no son, únicamente, datos
estadísticos. Implican múltiples valoraciones atribuidas a la vida
Formado también en medicina, el
autor entiende la vida biológica como un elemento que convive junto a la vida biográfica,
retomando así reflexiones de Hannah Arendt y Georges Canguilhem
En estos pivotes, las
políticas de Estado tienen influencia directa en la expectativa y calidad de
vida
Aquí también resulta notable su
impronta en el abordaje del tema pues, como pocos, Fassin complementa el trabajo
etnográfico –que deviene narrativo– y la rigurosidad teórica
Siempre en la mejor tradición de
una literatura de no ficción cuya forma literaria resulta eficaz, compleja,
reveladora para comprender al otro
Además, desarrolla un profundo bagaje
conceptual cuyo alcance va más allá del nicho experto, y gana nuevos lectores
En su artículo “Why
ethnography matters”, Fassin explicita lo que sus lectores descubren con
fruición: “Abrir la etnografía a un público más amplio sin perder sus refinamientos
y complicaciones fue, por tanto, una tarea delicada. Implicaba asociar
historias con desarrollos analíticos y vincular la teoría con materiales
empíricos
También incluía opciones
de legibilidad más técnicas”
En los intersticios de la obra de
Michel Foucault, Fassin encuentra y crea una noción, la de “biolegitimidad”, como
una suerte de contrapunto al término “biopoder”
“Hablar de biolegitimidad en
vez de biopoder es hacer hincapié en la construcción del significado y los
valores de la vida en lugar de insistir en la aplicación de fuerzas y
estrategias para controlarla”, señala
Ese despliegue deja en claro que
en esta visión que profundiza sobre el valor de la vida, las herramientas del
biopoder, como las estadísticas, son insuficientes
Las mujeres, por ejemplo, viven
más que los hombres, pero “son menospreciadas, se las discrimina y, a veces, se
las violenta; sus derechos formales no siempre son reconocidos y, cuando lo
son, no se los respeta”, según reseña en la lección inaugural
No puede equipararse longevidad con calidad de vida, factor “perceptible
en términos de autonomía, emancipación o
realización personal”
El
tiempo por el cual transcurrimos puede ser,
también,
miserable, indigno o sufriente
Narrador sensible, más
allá de las teorizaciones que pueden horadar nuestras certezas, Didier Fassin
logra conmover al mostrar a sus personajes en acción En el limbo de Calais –nos
cuenta–, los jóvenes migrantes sirios exhiben fotos de sus épocas de
estudiantes, en un intento por mostrar cuán dignas eran sus vidas
FICHA TÉCNICA:
1
Libro
96
Páginas
En
formato de 14 por 21 por .8cm
Pasta
delgada en color plastificado
Primera
edición 2022
ISBN
9789878011295
Autor
Didier Fassin
Editor
Siglo XXI
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