HOMO CRIMINALIS
1 Libro Autor Paz Velasco De La Fuente
Editor Ariel
PRIMERA EDICIÓN 2021
La delincuencia y
sobre todo los crímenes violentos tienen una presencia diaria en nuestras vidas
porque revelan la sociedad en la que vivimos
A través de los medios de comunicación, el ciberespacio y las redes
sociales vemos las imágenes de las víctimas, la escena del crimen, el
desarrollo de la investigación policial, las declaraciones de los investigados,
las sentencias…, y así se nos ofrece el crimen desde múltiples perspectivas
Si bien muchos delitos siguen siendo los mismos que antaño,
otros son absolutamente nuevos
Lacassagne sentenció que “cada
sociedad tiene la delincuencia que se merece”, y quizá estuviera en lo cierto,
pues el avance como especie y colectividad ha creado nuevas formas de
criminalidad y delincuencia tan diversas como: los copycat killers, la agresión
sexual grupal, el sicariato femenino, la misoginia online de los incels, la
cibercriminalidad social…, temas inquietantes de los que se ocupa este sorprendente
libro, un análisis actual de la agresión humana y la violencia
En su primer capítulo:
Homo criminalis: el
homicidio; como parte de la historia de la humanidad
Cierren
los ojos un instante y piensen si alguna
vez
han contemplado la posibilidad de asesinar a alguien
¿Saben cuántas personas en
promedio han pensado, han contemplado la posibilidad de asesinar a alguien?
Más de un 90% de
los hombres y un 84% de las mujeres
Tomado de Eduard Punset,
en entrevista a David Buss
Quizá nos hemos olvidado de
lo peligrosa que era la vida en otros momentos de nuestro pasado, o quizá la
memoria cultural ha blanqueado nuestros recuerdos hasta borrarlos
La violencia, la crueldad,
la brutalidad y el asesinato han convivido a diario con nuestros antepasados en
guerras, genocidios, ejecuciones públicas, caza de brujas, sacrificios rituales
y muertes institucionales.
Como ejemplo,
el símbolo emblemático del Imperio romano
En el Coliseo de Roma murieron
miles de personas ante una enfebrecida audiencia que consumía en masa auténtica
crueldad: mujeres desnudas violadas ante los vítores del público, hombres y
mujeres atados que servían de alimento a fieras hambrientas, prisioneros que
luchaban a muerte para sobrevivir, mutilaciones en directo, o la representación
de relatos mitológicos como el de Prometeo en el que un hombre era encadenado y
un águila adiestrada le arrancaba el hígado:
Pan
y circo
Siglos después llegó
la tortura institucionalizada a herejes y la quema de miles de mujeres acusadas
de brujería en Europa entre 1450 y 1650
Un momento de nuestra historia en
el que el brazo de la Iglesia y las supersticiones ancestrales acabaron, de nuevo,
con la vida de millones de personas inocentes
Son solo dos ejemplos de
la ferocidad de nuestro pasado
Pensar que hay monstruos sueltos por
el mundo es mucho más sencillo que aceptar que los verdaderos monstruos habitan
en nosotros
De esta manera tratamos de
minimizar nuestra capacidad para hacer daño a otros porque nuestro raciocinio busca
a esos malvados entre los demás, quedando así nuestra conciencia más tranquila
Al pensar que somos buenos,
estamos subestimando nuestra capacidad de hacer daño a otras personas,
convenciéndonos a nosotros mismos de que los asesinos son hombres y mujeres
inadaptados con claras patologías que los llevan a mata
Sin embargo, en
la gran mayoría de los casos, estos crímenes los perpetran personas que, hasta ese
día, nos parecían absolutamente corrientes, adaptadas socialmente y con la
apariencia de ser bondadosas e inofensivas
Pero
no nos engañemos
Todos
los monstruos que nos rodean son humanos
En el pasado,
la capacidad de matar de la que nos ha dotado nuestra naturaleza fue una
herramienta para que sobreviviéramos, y en el presente seguimos matando por muy
diferentes motivos; el trabajo del criminólogo, por tanto, es seguir investigando
el porqué
¿Acaso todos nosotros nacemos
siendo asesinos potenciales, estando esa capacidad latente y siendo inherente a
nuestra propia humanidad?, o, por el contrario, ¿las experiencias vividas, los
traumas y trastornos mentales que marcan nuestras vivencias convierten a
algunos sujetos en asesinos?
La agresión humana y la violencia son productos de la historia
evolutiva de la especie, siendo respuestas efectivas a los desafíos a los que
se enfrentaron nuestros antepasados ancestrales en sus diferentes entornos
EVOLUCIÓN VIOLENCIA Y HOMICIDIO
Los humanos matan por
diferentes razones y variados motivos
En ocasiones lo hacen para lograr sus metas, objetivos o fantasías; en otros
casos, para proteger a sus familias, para obtener cosas que creen que necesitan
sin importar el precio, y la mayoría de las veces “para lidiar con emociones
tan básicas como la ira, los celos, la lujuria y la codicia, la traición y el
orgullo”
A este respecto, David
Buss, uno de los fundadores de la psicología evolutiva, afirma de modo
metafórico, que son las pasiones las que nos motivan para cometer un asesinato
Un estudio llevado a
cabo en 2007 sobre 336 homicidas afirma que el homicidio está lejos de ser un
comportamiento homogéneo, del mismo modo que tampoco lo son los homicidas
Influyen diferentes motivaciones, diferente demografía, diferentes
rasgos de personalidad y elementos ambientales dispares
Así, no solo influirán distintos
factores, sino que habrá múltiples combinaciones que lleven a un sujeto a matar
a una persona
Este mismo estudio señala que la mayoría de los homicidios
pueden corresponder a una de estas tipologías:
=
Homicidio como consecuencia de altercados, discusiones, peleas, etc…
=
Homicidio cuyo objetivo no es la acción
en
sí misma, sino la consecuencia
= Es
decir, cuando intencionadamente se mata a otra persona mientras se lleva a cabo
otro delito: un robo, un secuestro o una agresión sexual
= En
estos casos, el objetivo final no es matar,
sino
tener acceso a otros bienes
=
Homicidios cometidos en el entorno familiar: pareja,
hijos
u otro miembro del núcleo familiar
= Aquí
entran en juego tanto las emociones
como
el poder que tienen las relaciones humanas
=
Homicidio accidental
La violencia puede ser una de
las vías escogidas por el ser humano para dar respuesta a las necesidades,
estímulos o emociones que nos mueven a diario, como la insatisfacción, el
placer, el odio, el dinero, la traición, la ira, el poder o la venganza
En otros casos, nos
encontramos con personas que están menos preparadas psicológicamente para el
fracaso y, aunque algunas pueden lidiar con él de una manera positiva, a otros
les es imposible y su respuesta está
cargada de violencia
Algunos pueden responder violentamente
ante la frustración y la impotencia que les genera la imposibilidad de cumplir
una determinada expectativa
Pero…
¿y si la violencia es el instrumento gracias al cual hemos sobrevivido y
evolucionado como especie? Determinadas conductas como el homicidio, el
asesinato, la violencia no letal, el robo o el hurto son respuestas a problemas
evolutivos recurrentes que han aparecido una y otra vez a lo largo de nuestra
historia
Con el tiempo, hemos ido desarrollando adaptaciones
situacionales complejas que suponen un coste en determinados aspectos para
otros sujetos pero que ayudan a resolver muchos problemas para nuestra
supervivencia
Por ejemplo, defenderse de los ataques de
otros, apropiarse de recursos ajenos, confrontar a rivales sexuales, etc…
Donald Black, sociólogo
de la Universidad de Virginia, afirma que casi toda la violencia tiene que ver
con cuestiones que el homicida percibe como situaciones injustas: honor,
infidelidad, reyertas o legítima defensa
La base de esta violencia es
un conflicto interpersonal o violencia moralizante, como él la denomina
Sin embargo, solo
un 10% tiene realmente una finalidad práctica, como el robo o las agresiones sexuales
(violencia predatoria)
¿Podemos considerar que el homicidio y el asesinato forman parte de la
historia de la humanidad y de nuestra propia naturaleza?
Para responder a esta cuestión, tenemos
que alejarnos de los conceptos jurídicos y de los conceptos psicológicos, psiquiátricos
y criminológicos de asesinato de la era moderna
En las sociedades cazadoras -
recolectoras, nuestros antepasados violaron, asesinaron y se alimentaron de
otros sujetos dentro de su proceso evolutivo, como cualquier otra especie depredadora
En la Edad de Piedra, mataron
(y mucho) durante miles de años como modus vivendi, en un mundo donde primaba
la supervivencia del más apto, hasta que finalmente surgimos como especie
indiscutible
La territorialidad y el comportamiento social contribuyeron a que el
nivel de violencia en la Prehistoria fuese letal
Como dice el historiador Peter Vronsky, especialista en investigación
criminal, “la madre naturaleza es una psicópata cruel, con poca empatía por el
sufrimiento y el dolor de su progenie”
Hace tan solo 10.000 años que
terminamos de establecernos
Abandonamos la caza y la recolección para ser agricultores y comenzar
a desarrollarnos socialmente
Como especie, hemos
sido asesinos durante mucho más tiempo de lo que ha sido socialmente
inaceptable
El Homo sapiens, hace
200.000 años, invadió Europa y Asia
Algunos historiadores y antropólogos afirmaron que los Sapiens
mantuvieron una lucha armada y muy cruenta contra los Homo Neanderthalensis, siendo
los causantes de su desaparición hace 40.000 años Sin embargo, estudios como
los publicados en 2019 en la revista Científica PLoS one14 (Universidad
Tecnológica de Eindhoven) o en Nature Communication15 (Universidad de Stanford)
afirman que la extinción de los neandertales se debió a causas como la endogamia,
el llamado efecto Allee, por las fluctuaciones naturales de las defunciones y
la natalidad, así como por la transmisión de enfermedades propagadas por los
sapiens
Lorenz (1963), médico
austríaco que estudió el comportamiento animal, determinó que cuanto más
poderosa es la capacidad de matar de una especie, más intensa es su inhibición
instintiva de agredir a otro de su misma especie En raras ocasiones,
depredadores como águilas, tiburones o leones se matan entre sí
Sin embargo, otros
animales como las ratas, las palomas o la suricata son muy violentas con su
propia especie
Y luego está el ser humano, que
no solo mata a rivales y a enemigos, sino que también acaba con la vida de
personas inocentes, de miembros de su familia o de desconocidos por muy
diferentes razones
Incluso por el placer de
hacerlo o simplemente porque puede hacerlo
La violencia está
presente desde nuestros ancestros
Y esta propensión a
la violencia se hereda, lo que no
quiere
decir que no sepamos controlarla
La evolución ha ido dando forma a
la violencia humana y la violencia prehistórica ha ido cambiando a lo largo del
tiempo ya que esta se ha modulado a través de la cultura
Así, la violencia humana puede
verse como
una
estrategia adaptativa y de supervivencia
Daly y Margo, en su libro Homicide (1989), afirman que ha existido un índice
altísimo de muertes violentas en aquellas sociedades sin estado, y que la tasa
de homicidios ha disminuido desde la Edad Media hasta la actualidad
Además, otros factores que han influido directamente en este descenso son
la abolición de la esclavitud y de los castigos crueles, el cese de asesinatos
basados en las supersticiones y el fin de las torturas judiciales
Con el paso del tiempo, la
disminución de la violencia y de los actos homicidas ha caminado junto a la
intolerancia y la glorificación de esta
En la Edad Media, cerca
del 10% de los seres humanos murieron a manos de otros hombres
El filósofo inglés Thomas Hobbes (1588-1679)
afirmó que, en el siglo XVII, los humanos vivían con miedo y en peligro
constante de ser víctimas de una muerte violenta a manos de otra persona
La última investigación de Gómez y
sus colaboradores publicada en la revista Nature en 2016, destaca que los
humanos hemos evolucionado con una propensión a matarnos los unos a los otros, que
es seis veces mayor a la del mamífero promedio
Además, afirman que somos propensos a llevar a cabo períodos
temporales de una extrema violencia, como entre el año 1200 y 1500 en las
Américas
En trescientos años, más
del 25% de la población fue asesinada
La tasa de homicidios en
la América Colonial en el siglo XVIII fue de 30 asesinatos por cada 100.000
personas; en Estados Unidos en los años noventa, la tasa fue de 10 por cada
100.000
Históricamente,
matar confería grandes beneficios: prevenía una muerte prematura a manos de
otro, eliminaba rivales que salían muy costosos, ayudaba a obtener recursos,
abortaba la descendencia de los enemigos, eliminaba a los hijastros y apartaba
a futuros rivales de los propios hijos
Durante siglos, la
sociedad consideró que determinados asesinos eran seres sobrenaturales
envueltos en mitos y leyendas
Véase el caso de los vampiros, los
hombres lobo y las brujas
Se llegó a hablar incluso
de endemoniados y poseídos
En otros casos, razones más humanas como los celos, el odio, la
venganza, el poder, el honor o la riqueza justifican esta acción
Pero en ningún momento
se llegaron a plantear
que
el asesinato tuviera una base patológica
Fue con la llegada del
racionalismo formulado por René Descartes (1596-1650), cuando determinados
comportamientos humanos (Asesinatos sexuales, sádicos, canibalismo, necrofilia,
etc…) empezaron a considerarse una perversión, llegando a definirlos como
comportamientos atávicos primitivos
Fue Cesare Lombroso (1835-1909) quien
argumentó que el asesinato era un fracaso de nuestra evolución, de modo que los
asesinos y otros tipos de delincuentes violentos eran un retroceso a nuestros
antecesores prehistóricos
Sin embargo, su
teoría fracasó ya que defendía un determinismo criminal basado en características
genéticas hereditarias que se hacían visibles en unos rasgos físicos concretos
Posteriormente, Alexandre Lacassagne (1843-1924) argumentó que los
delincuentes no nacen, sino que se hacen a través de circunstancias sociales y
psicológicas
Nacemos sin civilizar,
sin educar
A pesar de que la biología juega
un papel importante en la conducta criminal, finalmente es nuestra
socialización, nuestra crianza, el entorno en el que nos desarrollamos, los
rasgos de personalidad y nuestra propia evolución lo que nos facilita una serie
de inhibidores que evitan que sigamos matándonos al ritmo que lo hacíamos en la
Prehistoria
Las predisposiciones no
nos convierten en asesinos,
son
las decisiones que tomamos las que lo hacen
Pretender predecir con
exactitud una respuesta homicida es inconsistente porque si algo define nuestra
conducta como seres humanos es su impredecibilidad, ya que nuestra estructura
mental es muy compleja y se encuentra sujeta a una gran variedad de estímulos externos
Todos estos factores, por
lo tanto, desempeñan un papel importante tanto en la activación de una
respuesta violenta (homicida) como en su inhibición
Los homicidios generan más
muertes que los conflictos armados, según el informe de la Agencia de Naciones
Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, 2019)
En 2017, más
de 464.000 personas murieron por causas violentas
Es
una cifra mucho mayor que la de personas que murieron
en
los conflictos armados, que fue de 89.000
Los datos de este informe muestran
una realidad preocupante y es la cantidad de personas que mueren violentamente
a manos de otras en el siglo XXI Países como Venezuela, Papúa Nueva Guinea,
Honduras, Sudáfrica, Afganistán, Trinidad Tobago o Brasil están a la cabeza de
esta lista
Los ángeles que llevamos dentro:
Un estudio sobre la violencia del ser humano
Las investigaciones del psicólogo y científico cognitivo Steven Pinker acerca del
predominio de la violencia a lo largo de la historia le han llevado a concluir
que, a pesar de las guerras actuales, en nuestras sociedades modernas la
violencia ha disminuido considerablemente respecto a momentos históricos pretéritos
Es más, afirma
que vivimos en “la época más pacífica de la existencia de nuestra especie”
A pesar de que gran parte de
la sociedad cree que la violencia ha aumentado, esto se debe a cómo y a cuántas
veces es representada a través de los diferentes medios de comunicación y de
internet: “Si hay sangre, muéstralo”. Siempre habrá suficientes noticias de muertes
violentas a nuestro alcance, pero la impresión que la sociedad tiene al
respecto no coincide con las proporciones reales de esta
Hay
determinados “fenómenos históricos” que han contribuido a que el nivel de
violencia haya descendido:
=
El nacimiento del Estado, que llevó a monopolizar la violencia y el castigo
=
El comercio, que evitó la gran cantidad de robos, asaltos y saqueos
=
El progresivo proceso de respeto, concesión de derechos, igualdad y valores a
las mujeres en las diferentes culturas (a pesar de las gravísimas excepciones
que siguen existiendo en determinados países, y del gran número de mujeres que
mueren a manos de sus parejas o exparejas cada día en todo el mundo)
=
La comprensión y adopción de puntos de vista de las diferentes culturas y
sociedades y la racionalización y el conocimiento de la conducta humana
En
la actualidad, a pesar del índice de homicidios en el mundo, la modernización
de nuestras sociedades nos ha llevado a ser menos violentos, sobre todo a nivel
interpersonal
Determinados momentos de
nuestra historia han estado caracterizados por niveles muy altos de violencia,
pero este nivel ha ido disminuyendo hasta llegar a la actualidad
Pinker,
experto en explorar la psicología de la violencia, afirma que la agresividad
del ser humano es el resultado de diferentes
sistemas psicológicos, de modo que no se trata de un impulso único
Considera que hay una serie de
facultades mentales que predisponen al ser humano a ejercitar diferentes clases
de violencia: la ambición del dominio, la violencia depredadora o instrumental,
la venganza, el sadismo y la ideología. Creo que en determinados momentos de
nuestra historia, estos diferentes tipos de violencia quedaron justificados desde
un punto de vista individual e institucional de un punto de vista individual e
institucional.
PERÍODO HISTÓRICO CARACTERÍSTICAS
Sociedades prehistóricas
La
arqueología forense revela que el 15 % de los esqueletos prehistóricos
muestran
signos de una muerte violenta
Momento
más letal de la historia para nosotros mismos
Europa
Finales de la Edad Media
Disminución
del homicidio un 10-15%
Estados,
consolidación de territorios feudales en grandes reinos, autoridad centralizada,
infraestructura comercial (que evitaba el saqueo) Monopolización de la
violencia para evitar
que
los ciudadanos se matasen entre sí
Siglos XVII - XVIII
Racionalismo e Ilustración
Primeros
movimientos para abolir determinadas formas de violencia socialmente aceptadas:
duelos, tortura judicial, matanzas basadas en supersticiones, esclavitud, el
castigo sádico, pena de muerte pública, etc…
Tras la Segunda Guerra
Mundial
Las grandes potencias dejan de hacer la guerra entre ellas
En
1948, tras la Declaración Universal de los Derechos Humanos, crece la aversión
social a las agresiones y a la violencia contra las minorías étnicas, los
niños, las mujeres, los animales, etc…
A partir de la Guerra Fría de 1989
Disminución
de los conflictos bélicos: guerras civiles, genocidios, atentados terroristas,
dictaduras, etc. Revolución de los derechos
Fuente: elaboración propia a partir de Pinker, 2012
También
disponemos de una serie de facultades que nos predisponen a la paz, al
altruismo, a la cooperación y a crear entornos seguros: a) la empatía,
entendida como la capacidad de sentir compasión por otras personas; b) la
moral, como conjunto de tabúes y normas que rigen las relaciones entre personas
que pertenecen a una misma cultura, y que reducen las conductas violentas y
homicidas; c) la racionalidad, para ejercitar el libre albedrío y decidir sobre
nuestras acciones, y d) el autocontrol que nos permite inhibir nuestros
impulsos en situaciones en las que otros sujetos sí cruzan el límite
Al
revisar los expedientes judiciales de algunos países europeos, los
investigadores han llegado a la conclusión de que las tasas de homicidio han
ido disminuyendo considerablemente a lo largo de los años
25
Por ejemplo, en Oxford durante el siglo XIV la tasa era de 110 asesinatos por
100.000 personas al año, si lo comparamos con la tasa de 1 asesinato por cada 100.000
habitantes en el Londres de mediados del siglo XX
Tasas
similares encontramos en Alemania, Suiza, Italia, Países Bajos y Escandinavia
Pinker
afirma que una de las razones de esta disminución es el proceso gradual de
maduración cultural y psicológica
La
cultura del honor (venganzas) ha dado paso a la cultura de la dignidad (controlar
las propias emociones)
Teoría de la respuesta homicida:
El homicidio como estrategia de supervivencia
En
la fría y calculadora lógica de la evolución, a veces matar es ventajoso
Tomado
de David Buss
La
crueldad y la venganza son propias de nuestra humanidad y se relacionan con los
instintos heredados de nuestros antepasados, es decir, ejercitar la violencia
para luchar por la supervivencia, por la defensa del territorio o por la
familia
Pero,
además, el hombre mata por placer y a sangre fría, y esto nada tiene que ver
con su instinto, sino con su decisión racional de matar en busca de
determinados intereses. Aunque suene extraño, matar es una capacidad esencial
de nuestra condición Humana
No
todos actuamos del mismo modo, pero tenemos que asumir que somos capaces de
causar la muerte a otros por muy diferentes motivos, en determinadas
circunstancias o en contextos fuera de lo habitual
Sin
embargo, aunque todos tengamos esta capacidad, no todos podríamos cometer un
asesinato. Una cosa es matar y otra es asesinar, ya que esto supone quitar la
vida de una determinada manera. David Buss hizo un experimento en una de sus
clases con treinta estudiantes universitarios. Les preguntó directamente si en
alguna ocasión habían pensado en matar a otra persona
La
gran mayoría respondieron que sí. Y lo que más le sorprendió fue la intensidad
de las fantasías homicidas de sus alumnos
Buss
asimismo defiende que durante millones de años el homicidio ha sido un
instrumento funcional
Ha
servido para resolver diferentes problemas de carácter adaptativo del sujeto,
con su entorno y con otros individuos como evitar la muerte del propio asesino,
hacer desaparecer a rivales (y, de este modo, a su posible descendencia),
obtener recursos, como respuesta ante una amenaza, para mantener su
reproducción, proteger su territorio y sus medios de subsistencia, y,
finalmente, para conservar su estatus de reconocimiento social
David
Buss, Psicólogo y Sociólogo, miembro de la American Psychological Association
(APA), postula que el homicidio es una respuesta adaptativa de nuestra especie
El
ser humano, ante las mismas pasiones y los mismos impulsos, reacciona casi de
un modo invariable a lo largo de la historia
Durante
gran parte de la historia, hemos vivido en pequeños grupos jerarquizados en los
que todos los humanos se conocían y en los que cada sujeto ocupaba su lugar
El
estatus era importante, sobre todo para los hombres, de modo que si perdían la
confianza y el respeto del resto de los miembros de su grupo, aparecían ante
los demás como sujetos débiles
Esto
suponía un peligro para ellos a la hora de obtener recursos o una pareja; es
decir, peligraba su supervivencia y su reproducción
En
las sociedades paleolíticas, el bien raíz era la mujer, ya que era necesario
que nacieran tres niñas por cada mujer fértil, porque de estos nacimientos
dependía la supervivencia dela comunidad
En
estos grupos había de 50 a 200 sujetos y su vida media era de 20 años
En
el Neolítico, en cambio, el bien raíz era la tierra y los grupos ya estaban
formados por miles de individuos, que defendían su territorio y sus recursos
Ya
en 2005, Buss afirmó que nuestra especie ha desarrollado, a través de la
evolución, potentes adaptaciones psicológicas que facilitan el comportamiento
homicida para obtener determinados fines
Así,
el homicidio no solo es una estrategia que nos ha permitido sobrevivir, sino
que además nos ha permitido evolucionar, siendo una respuesta adaptativa, eso
sí, solamente bajo determinadas circunstancias
No
estamos ante una teoría que defienda el homicidio, ni el hecho de que tengamos
un impulso agresivo por el que debamos guiarnos
Se
trata de verlo desde el punto de vista de la psicología evolucionista, buscando
los orígenes de la conducta violenta del ser humano
No
olvidemos que en la activación de una respuesta homicida o en su inhibición
juegan un papel protagonista el entorno, la crianza, determinados rasgos de la
personalidad e incluso determinadas consideraciones neurológicas
Buss
afirma que hay dos condiciones que hacen que el hombre recurra al homicidio
como táctica evolutiva
La
primera, en el caso de la pérdida o amenaza de su pareja sexual, y la segunda,
ante la desvalorización de su estatus dentro de un grupo social, como
consecuencia de determinadas humillaciones públicas
Así,
el hombre percibe el abandono por parte de su pareja como un triunfo por parte
de su enemigo y una humillación que le lleva a degradar su estatus social
Sin
embargo, en el caso de las mujeres, el homicidio tiene una función instrumental
y práctica: lo más habitual es el infanticidio, que también es una respuesta a
su adaptación evolutiva: la escasez de recursos impide que pueda mantener a su
descendencia y, en determinadas ocasiones, la progenie le imposibilita obtener
recursos más óptimos, por lo que el homicidio es su única salida
En
el siglo XVII, Hobbes ya consideró estos aspectos, incorporados en nuestro
proceso evolutivo: Así pues, encontramos tres causas principales de riña en la naturaleza
del hombre
Primero,
competición; segundo, inseguridad; tercero, gloria. El primero hace que los
hombres invadan por ganancia; el segundo, por seguridad, y el tercero, por
reputación
Los
primeros usan de la violencia para hacerse dueños de las personas, esposas,
hijos y ganado de otros hombres; los segundos, para defenderlos; los terceros,
por pequeñeces, como una palabra, una sonrisa, una opinión distinta, y
cualquier otro signo de subvaloración, ya sea directamente de su persona, o por
reflejo en su prole, sus amigos, su nación, su profesión o su nombre
Thomas Hobbes, Leviatán, capítulo XIII, 1651
La capacidad de matar del ser humano:
Estamos diseñados para
matar
Los
humanos matan porque están diseñados para hacerlo
Julia Shaw
Cuando
nos hablan de la maldad desde la filosofía y la religión, nos advierten que
debemos cuidarnos de determinados “monstruos”, como asesinos, violadores o
terroristas
Y
lo hacen siempre desde el punto de vista de “los otros”, como si nosotros no
tuviéramos un lado oscuro
Creer
que los malos siempre son los demás es renunciar a una parte de nuestra propia
humanidad, porque la maldad es algo cotidiano y de diferente intensidad: todos
mentimos, engañamos, nos hemos llegado a aprovechar de alguien e, incluso, le
hemos provocado dolor
La
científica psicológica Julia Shaw afirma que todos nosotros somos capaces de
matar, y coincido con ella al cien por cien
Creo
que solo es necesario un contexto determinado y unas circunstancias muy
concretas
Shaw
parte de esta premisa: “Nos encanta matar. Lo cual está bien porque necesitamos
hacerlo para sobrevivir. ¿Tenemos hambre? Matemos, algo para comer. ¿Estamos
enfermos? Matemos las bacterias antes de que ellas nos maten a nosotras
¿Algo
nos hace sentir amenazados? Matémoslo en defensa propia
¿No
sabemos muy bien qué es? Matémoslo de todos modos. Por si acaso” Y continúa con
esta idea: nuestra especie es una súper depredadora, ya que los seres humanos
matamos a más especies (en cantidad y diversidad) que cualquier otro depredador
del planeta
Incluso
con determinadas conductas, los seres humanos pueden llegar a disfrutar del
sufrimiento de los demás
Matamos
tanto que alteramos los procesos ecológicos y evolutivos a nivel global. Los
asesinos no son maestros ni genios del mal, y la gran mayoría de ellos son como
cada uno de nosotros
El
ser humano es muy complejo y ninguno somos completamente buenos o malos, sino
que bondad y maldad conviven en nuestro interior
Sin
embargo, a pesar de tener esa capacidad para dañar e incluso acabar con la vida
de otra persona, no significa que actuemos en consecuencia
Aceptar
esa capacidad nos hará entender mejor cuáles son los factores que nos pueden
empujar a asesinar, y por qué unas personas lo hacen y otras no
Shaw
aún va más allá. Alega que no hay tantas diferencias entre un asesino en serie
y cualquiera de nosotros
En
su libro Hacer el mal: Un estudio sobre nuestra infinita capacidad para hacer
daño, determina que quizá la única diferencia que existe entre nosotros y un
asesino en serie es una corteza prefrontal en pleno funcionamiento que nos
permite inhibir comportamientos, que ellos no pueden refrenar”
A
partir de los estudios de Reimann y Zimbardo (2011), Shaw determina cómo
funciona el mal desde el punto de vista de la neurociencia. Ambos
investigadores localizaron la «cuna del mal» en determinadas partes concretas
del cerebro, y determinaron varias fases:
=
Desindividuación: El sujeto deja de pensar como individuo independiente y se
siente parte anónima de un grupo; piensa entonces que ya no es personalmente
responsable de sus actos, lo que «se relaciona con una disminución en la
actividad de la corteza prefrontal ventro medial. Esto queda asociado a la
agresión y a una pobre toma de decisiones, lo que puede llevar a un
comportamiento desinhibido y antisocial»
=
Deshumanización: Deja de verse a la otra persona como un ser humano; incluso se
llega a ver a los demás como malvados que, además, pueden representar una
amenaza para uno mismo o para su grupo. En esta fase hay un aumento de la
actividad en la amígdala, que es la parte de nuestro cerebro que controla las
emociones, y se pueden encender sentimientos como la rabia y el miedo
=
Comportamiento antisocial: Las emociones experimentadas hacen que se disparen
otro tipo de sensaciones y que el organismo se prepare para pelear, para huir o
para sobrevivir
Las
investigaciones han demostrado que los asesinos violentos y los psicópatas
pasan por estas tres fases antes de cometer un asesinato
Factor
D: los nueve rasgos oscuros de la personalidad que definen la maldad
¿No
es el mal el elemento más verdadero de la satisfacción humana, el estado
psicológico al que el hombre más profundamente aspira y se siente
inexorablemente deseoso de abrazar?
Constituyendo
una fuente de vitalidad y energía espontáneas, la maldad difumina la frontera
mundana de la existencia «normal», galvanizando los sentidos y llevando
vibraciones positivas al mundo HOMO CRIMINALIS. Es una faceta del carácter
humano que disfruta en la oscuridad de la mente y sobre la que descansa la
mayor parte de su vida
El
mal procura la intoxicación sin estimulantes artificiales. Ian Brady, asesino
en serie. Extraído de su libro The Gates of Janus, 2015
La
maldad tiene muchas caras y no todas las personas malas o malvadas son iguales.
Lo que más caracteriza a la maldad es la búsqueda constante del propio
beneficio, en detrimento del bienestar y de los derechos de los demás. No
siempre es tan llamativa ni tan mediática como en los casos de asesinos en
serie o de violentos psicópatas. En muchas ocasiones es sibilina y silenciosa,
y está más cerca de lo que creemos: madres que maltratan a sus hijos, niños que
acosan a sus compañeros, directivos de empresas que terminan provocando el
suicidio de algunos de sus empleados, políticos que llevan a la ruina y al caos
social a un país entero, etc…
Desde
1950, diversos investigadores han estudiado muchos rasgos oscuros de la
personalidad, que incluyen el desprecio por la vida y el bienestar de otras
personas, conocidas o desconocidas. La pregunta que cabe contestar es: ¿hay en la
maldad humana un factor general que está presente en cada uno de nosotros pero
en diferentes grados? Parece que es así y está formado por lo que se ha venido
en llamar «los nueve rasgos oscuros». Aquellos sujetos que puntúen36 más alto
serán los que tengan los comportamientos más agresivos, incluyendo el asesinato
En
2018 se publicó el artículo «The Dark Core of Personality»,37 un estudio
científico de investigadores alemanes (Universidad de Ulm) y daneses
(Universidad de Koblenz-Landau), que sugiere que características como el
egoísmo, la psicopatía, el sadismo, el rencor o el narcisismo comparten un
núcleo común al que denominan «factor oscuro de la personalidad» o factor D
(«D» de dark, «oscuro»). Podemos pensar que es mucho más habitual que una
persona sea rencorosa o egoísta antes que psicópata, pero este estudio
demuestra que hay una misma tendencia38 y que los aspectos oscuros de la
personalidad están relacionados entre sí. Esta investigación revela que existe
una predisposición por parte de ciertas personas a llevar a cabo conductas que
perjudican a otros y que son identificables por una serie de rasgos que están
relacionados con patrones concretos de comportamientos dañinos y lesivos. En
este caso se deja a un lado la biología, así como las explicaciones
sociológicas que determinan qué razones pueden conducir a una persona a cometer
un delito, incluso a matar, y se centran solamente en la psicología de la
personalidad
El
factor D supone la tendencia a vivir solo interesado en cumplir los propios
objetivos, deseos, motivaciones y expectativas, por encima de cualquier otra persona
o circunstancia, e incluso se llega a disfrutar con el daño que se causa a
terceros
Implica:
=
Maximizar la utilidad de otras personas haciendo lo que sea necesario para
obtener lo que se quiere, sin valorar el daño que puedan causar
=
Intencionalidad, manipulación y utilización de los demás para lograr sus
propósitos
•
Conjunto de creencias internas que justifican sus actos y su conducta, y así
evitan sentir vergüenza o culpa
Queda
demostrado que el factor D es un elemento común que aparece en los siguientes
rasgos oscuros de la personalidad. Quienes lo tienen se consideran superiores
al resto, defienden ideologías que favorecen el dominio sobre los demás y creen
que el mundo es una jungla regida por la competitividad:
1. Egoísmo:
Preocupación excesiva por saciar los propios intereses. Actúan sin tener en
cuenta las repercusiones de sus palabras y actos sobre los demás. El ego ocupa tanto
espacio que no empatizan con las personas con las que interactúan
2. Maquiavelismo:
Manipulación, frialdad emocional y absoluta creencia en la máxima de que el fin
justifica los medios empleados. Supone una mentalidad estratégica para la
búsqueda y consecución de los propios intereses.
3. Falta de ética y de sentido moral:
Desde el punto de vista cognitivo, no sienten remordimientos ante actos que
carecen de ética y de moral
4. Narcisismo:
Admiración desmesurada por sí mismos, bien por sus características físicas, su
capacidad intelectual, sus logros profesionales o por determinadas cualidades.
Necesitan una atención y una admiración constantes
5. Derecho psicológico:
Convicción recurrente de que son merecedores de más derechos que los demás, de
recibir un mejor trato y unas concesiones que el resto no se merecen
6. Psicopatía:
7. Sadismo:
Infligir dolor a los demás, físico o psicológico, para obtener placer y
sensación de dominio sobre otra persona
8. Interés social y material:
Búsqueda de ganancias de diferente naturaleza: materiales, estatus social,
económicas, reconocimiento, éxito, fama, etc.
9. Rencor o malevolencia:
Disposición para dañar a otros (social, financiera, físicamente), aunque esto
conlleve dañarse a sí mismos. Implica conductas como la agresión, el abuso, el
robo, la humillación, etc.
A
pesar de que todos los rasgos oscuros de la personalidad se relacionan entre
sí, las correlaciones más intensas están entre egoísmo, maquiavelismo, falta de
ética y sentido de la moralidad, psicopatía, sadismo y rencor. Zettler, uno de
los autores de esta investigación, afirma que el conocimiento de este factor D
puede ser un instrumento útil para evaluar la posibilidad de que una persona
reincida o que haya una escalada de violencia y cometa delitos más graves
En
las sociedades modernas, el homicidio está considerado la manifestación más
violenta del comportamiento criminal, y en todas ellas está castigado, a pesar
de las diferentes definiciones o matices. Para esta conducta criminal se
imponen las penas más graves como la privación perpetua de libertad o la pena
de muerte
Desde
que comenzaron las leyes escritas, tanto el homicidio como el asesinato se han
considerado un crimen. Cuando este ha quedado impune o cuando se ha
justificado, se ha convertido en la mayor causa de mortalidad en determinados
momentos de nuestra historia. Hoy existen países donde el asesinato es responsable
de unas tasas de mortalidad elevadas. Sin embargo, el homicidio ha ido
disminuyendo de manera constante a nivel global: mayor presencia policial,
comunicaciones y vigilancias, sistemas penales más estrictos, etc. En Estados
Unidos, por ejemplo, han disminuido considerablemente: en 1993 la ratio era de
24.760 homicidios y en 2018, de Actualmente, la tasa global de homicidios en
todo el mundo está próxima a las 6,1 muertes por cada 100.000 habitantes
En
cambio, existen diferencias muy extremas a nivel global.
Esto
no significa que las personas de determinados países sean
más
violentas que otras, o que se trate de países inherentemente más violentos.
Como sabemos, la violencia en cada país y en
cada
lugar del mundo depende de una compleja interacción
entre
distintos factores sociales, económicos, políticos e institucionales: cultura y
niveles de opresión de ese país, acceso a
las
armas, conflictos políticos, sociales y económicos, nivel de
renta
per cápita y PIB, etc…
España
está por debajo de la media Europa, con una tasa
del
0,66%, de modo que no llega a los 400 homicidios al año.
En
2000, la cifra ofrecida por el Ministerio del Interior fue de
553
homicidios. La tasa ha disminuido un 38%,
así
que en nuestro país es más fácil morir
de
otras causas que por ser víctima
de
un homicidio o un asesinato. Quédense tranquilos.
ÍNDICE
1.
Homo
criminalis: el homicidio como parte de la historia
de
la humanidad
2.
¿Ha
dado forma la modernidad al asesino en serie?
3.
Comunicaciones
de los asesinos relacionadas con sus crímenes
4.
Efecto
copycat killers: imitadores de asesinos
5.
«Monkey
see, monkey do»:
¿Influyen
los mass media en el efecto imitación?
6.
Snuff
movies: representación visual de un asesinato
¿Qué
se esconde tras la leyenda urbana?
7
Incels: celibato involuntario,
misoginia
online y violencia en masa
8.
Un
fenómeno moderno: ¿la psicopatía facilita el éxito
profesional
y el liderazgo?
9.
Asesinos
de alquiler: mercantilizando la muerte
10.
Profesionales
de la muerte:
¿por
qué un sicario no es un asesino en serie?
11.
Parafilias:
preferencias sexuales (anómalas),
Patologías
y delitos sexuales
12.
Parafilias
(clínicas) letales: criminalidad sexual,
homicidio
sexual y sadismo
13.
La
Dalia Negra: la gran paradoja del mal
14.
El
rol de las fantasías sexuales (desviadas): guion criminal
de
los asesinos en serie
15.
Ladrones
de inocencia: pedófilos frente a pederastas
16.
Pedófilos
online: material de explotación sexual infantil
(MESI). Niños atrapados en la red
17.
Ciberespacio:
la nueva escena del crimen
18.
Cibercriminalidad
social:
Victimización
interpersonal online
El
ciberacoso
19.
Tienes
una nueva solicitud de amistad:
El
ciberacosador y sus víctimas
20.
Delinquiendo en gerundio:
stalking, bullying, mobbing.
El
acoso en otros ámbitos
Agradecimientos
Notas
Bibliografía
FICHA TÉCNICA:
1
Libro
496
Páginas
Pasta
delgada en color plastificada
Primera
edición 2021
ISBN
9788434433298
Autor
Paz Velasco De La Fuente
Editor
Ariel
FAVOR DE PREGUNTAR
POR EXISTENCIAS EN:
Correo
electrónico:
Celular:
6671-9857-65
Gracias
a Google por publicarnos
Quedamos
a sus órdenes
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Libro HOMO CRIMINALIS
ResponderEliminarGracias, estamos listos para atender
su petición en el Teléfono:
6677-146-961
Teléfono: 800-832-7697 llamada gratis en nuestro país;
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En el correo: alfonsomonarrez@gmail.com
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