martes, junio 14, 2022

DINERO SUCIO

 

DINERO SUCIO

1 Libro Autor Tom Burgis

Editor Ariel

EL PODER REAL DE LA  CLEPTOCRACIA EN EL MUNDO

PRIMERA EDICIÓN 2022

 

LIBRO POR ENCARGO

 

Aquí la entrada que realiza la editorial

para promocionar este magnífico libro:

Hay dos mundos que coexisten gracias a la fuerza de lo secreto: uno ficticio, en el que los gobiernos intentan defender los valores de los ciudadanos y los derechos democráticos, y otro real, en el que se mezclan los intereses del Estado y de las élites económicas

Esta obra: DINERO SUCIO; es una ventana al mundo real, aquel en que los políticos y los servicios de inteligencia y seguridad nacional se codean con organizaciones criminales, y en el que las agencias de control financiero contribuyen a la opacidad de cuentas de multimillonarios, dictadores y mafiosos cuyo dinero corrupto está socavando las instituciones

Desde la City de Londres hasta Ginebra, de Rusia a Kazajistán, pasando por Zimbabue, Canadá, el Congo…, el recorrido de esta obra nos muestra no solo los entresijos del dinero turbio, sino también los nexos entre quienes operan y se enriquecen con ese capital ilícito

Narrado como un thriller, este libro: DINERO SUCIO; revela de manera asombrosa la red de dinero negro que inunda la economía mundial, una lectura imprescindible en tiempos de evasión fiscal, blanqueo de capitales y tráfico de influencias

AQUÍ EL PRIMER CAPÍTULO PARA ADENTRARSE

EN LA TEMÁTICA QUE EL AUTOR SEÑALA

Kensington, enero de 2008

Valor moral, sí, pero también era pillería, una cualidad apreciable en las arrugas que se le formaban en el rabillo del ojo, lo que hizo que Nigel Wilkins decidiera robar los secretos de un banco suizo. Fue el año en que todo cambió, 2008, el fin de los viejos tiempos. Cuarenta años llevaba trabajando en la banca, aunque nunca había llegado a ser banquero. No de la forma en que los propios banqueros usaban la expresión, no de la forma en que los demás habían comenzado a usarla últimamente

Para empezar, él era demasiado tímido. Podía lanzar una mirada granítica a través de sus gafas. Pero tras ella no se hallaba únicamente la arrogancia reprimida del hombre más inteligente del que tuviera noticia todo aquel que lo conocía, sino también una insoportable incomodidad

Ningún amo del universo que se precie se dejaría ver, ni muerto, vistiendo una de las camisas de volantes de Nigel

Ni tampoco se rendiría tan animosamente ante la calvicie como lo hizo Nigel, sepultando el último de los que fueron, tiempo atrás, sus voluminosos rizos en una pequeña caja de cartón con la inscripción «pelo de Nigel» que se podía ver en un estante de su apartamento

De adolescente, Nigel se había sentido cautivado por el primer ministro laborista Harold Wilson, quien causaba terror entre la clase dirigente con sus prolongadas vocales de Yorkshire y su franqueza a la hora de explicar el significado del dinero: quién lo tenía, cómo lo consiguió y por qué la gran mayoría de los que carecían de él estaba en posición de reclamar para sí una parte mayor

Nigel había empezado invirtiendo el dinero de su paga, de la misma forma que otros hacían experimentos con un juego de química o, los más crueles, sometían a una babosa a los efectos de una lupa. Ideas matemáticas con sentido práctico, eso era lo que le gustaba. Pensó en hacerse ingeniero, pero su temperamento requería una disciplina que dejara más espacio a la disensión y al debate. Descubrió la economía: el arte de contar historias sobre el dinero

En su mundo, Nigel tenía más libertad que la mayoría porque, aunque había ganado mucho y se desprendía de poco, el dinero no lo atenazaba. Las cosas que los demás se sentían obligados a comprar eran para él un estorbo: teléfonos móviles, televisores. Él prefería su vieja radio y el antediluviano traje de tres piezas que le había regalado un amigo. Durante la guerra, su padre, Arthur Wilkins, había trabajado en una fábrica de vehículos blindados en Basingstoke, una monótona ciudad al oeste de Londres. Más tarde se hizo pastor metodista laico. Nigel Charles, su segundo y último hijo, nació a caballo entre las dos mitades del siglo, el 19 de marzo de 1950, como integrante de una generación para la cual la frugalidad, habiendo dejado de ser la única opción, se convirtió en una penitencia por los grandes sacrificios de los demás, o bien en una maldición que había que conjurar mediante el exceso material

El gran regalo de Nigel sería un billete en primera clase para un largo viaje en tren, principalmente para degustar los huevos revueltos de cortesía

Tal vez un poco de pastel a continuación, después de escuchar una charla edificante. En su apartamento —en una cuarta planta en Kensington, a un paseo vigoroso del palacio de Buckingham o del parque real; menos vigoroso cuando el pecho le daba problemas— prefería reparar antes que reemplazar

Sobre la repisa había una fotografía suya en una de sus ocasionales vacaciones, a bordo de una barcaza. Las estanterías estaban repletas de economía, finanzas, derecho internacional

Behind The Corporate Veil, Codica contagiosa, What is Sarbanes-Oxley?

Si estas eran las herramientas de su vocación, las novelas de Thomas Hardy eran su solaz. Recurría a ellas tan a menudo que los títulos impresos en sus agrietados lomos eran apenas legibles Jude el oscuro era su favorita Tal vez se viera a sí mismo reflejado en Jude. Tal vez comprendiera el significado de todos esos mamotretos acerca del funcionamiento de la riqueza cuando releía el fragmento sobre los tres hijos «Porque somos demasiados » Nigel tenía también un único libro de autoayuda: Overcoming Depression

Parecía que nunca lo hubieran abierto Nigel fue un niño reservado. Sin embargo, con la edad adulta había surgido en él una desconfianza en la autoridad que rayaba en el desdén. Para su paso por la universidad, se había trasladado al lugar idóneo que le permitiera entregarse a esta vena antagonista: Manchester, una ciudad cuyos habitantes cultivaban el alegre arte de la insubordinación y estaban preparados para sufrir por ello

Hablaban de la masacre de Peterloo como si la recordaran

Se enorgullecían de los trabajadores que habían aceptado su destitución como el precio a pagar por alzarse contra los confederados esclavistas que suministraban el algodón para sus molinos

Fue Manchester la que engendró la Revolución industrial y todo lo que de ella derivó, incluyendo el Partido Laborista, cuya rama de Kensington, donde la renta media era la más elevada del país, tendría en Nigel a un firme candidato en sus quijotescas campañas para obtener el control del consejo municipal

Sus camaradas destacaban su efectividad como acicate de los poderosos y lo llamaban Exocet, un misil difícil de detectar antes de su detonación Nigel bromeaba —una broma a medias, para aquellos que la escuchaban— con que no sabría decir en qué consistía su trabajo porque era un secreto Había estudiado criminología además de económicas, pero a lo largo de la mayor parte de su carrera no había hecho nada más intrigante que investigación económica

Los banqueros lo contrataban para hacerse una idea de cuáles podían ser los siguientes capítulos en las historias sobre el dinero, y él daba forma a los argumentos, proyectándose en la mente del clásico personaje estereotipado del economista, racional y cumplidor Más tarde ocupó un puesto en el Departamento de Ejecución de la Autoridad de Servicios Financieros (FSA, por sus siglas en inglés), el órgano que supervisaba a los bancos británicos. Allí, pensó al principio, había encontrado por fin su hábitat natural. Nigel era un rigorista, de esos que nunca te dejan hacer las cosas por la vía fácil. En la FSA no tardó en perder la esperanza con respecto a lo que él percibía como una reticencia a perseguir los delitos financieros

Por fortuna, justo en ese momento surgió una oportunidad para la pillería, de esas que hacían brotar la sonrisa plana y hermética de Nigel. Pero Charlotte Martin estaba nerviosa. Conocía a Nigel mejor que nadie. Se habían conocido a raíz de una de las campañas que dirigía Nigel contra aquellos que él consideraba que estaban abusando de su poder; en esta ocasión se trataba de los arrendadores de los inquilinos de Londres

En lo que concernía a Nigel, los propietarios estaban aprovechando derechos feudales para chantajear a sus arrendatarios, entre ellos Charlotte. Se aprendió al dedillo la Ley de Arrendamiento y bombardeó a los barones de la propiedad con sus propias subcláusulas y su letra pequeña, ordenadas en una carta de denuncia tras otra

Charlotte era alta y esbelta. En su voz se adivinaba un dejo de sus raíces de Essex. Tenía una sonrisa que iba emergiendo lentamente para acabar iluminando todo su rostro. Fueron pareja durante un tiempo, y después almas gemelas platónicas. Incluso para ella, Nigel era a menudo inescrutable. Tenía la impresión de estar constantemente intentando leerlo, descifrarlo. Pero cuando él le dijo que había aceptado un empleo de algo llamado «responsable de cumplimiento normativo» en la sede londinense de un banco suizo, ella estaba segura de que aquello no traería nada bueno

Los banqueros suizos le iban a «apretar las clavijas», le advirtió. Nigel no quiso saber nada de eso. Era la ocasión de entrar: sería un perro guardián con piel de cordero. Los responsables del cumplimiento llevaban ya un tiempo rondando, pero tras un desfile de escándalos corporativos —Enron, WorldCom y los demás—, se volvieron omnipresentes, la conciencia designada de los grandes negocios

En la práctica, lo que normalmente hacían los responsables de cumplimiento normativo en los bancos era tratar de envolver a la organización en un velo de rectitud, sin restringir de manera significativa la actividad lucrativa de los banqueros

El planteamiento de Nigel iba a ser precisamente el opuesto «Puedo obligarlos a cumplir», le dijo a Charlotte. Su entusiasmo no contribuyó a tranquilizarla Ella se lo repitió: «No te vayas al BSI» Pero él se fue y, por un tiempo, no hubo ningún mal en ello

Eso fue dos años atrás, antes de que todo cambiara. Pero ahora Nigel ya veía lo que se avecinaba El sector financiero —el que generaba dinero a partir del dinero— se estaba desmoronando, al menos por el momento Veintidós días después de empezar el año 2008, la Reserva Federal de Estados Unidos aplicó recortes de emergencia en los tipos de interés. Por todas las superficies del apartamento de Nigel había recortes de las páginas de negocios o una extensa propuesta para poner coto a los inversores.

Había colocado uno de sus resollantes sillones de espaldas al ventanal grande, de forma que la claridad previa al atardecer manara sobre sus hombros cuando estuviera allí sentado; abría un único botellín de cerveza —Old Speckled Hen, normalmente— y comenzaba la lectura vespertina. Como es natural, comprendía los títulos con garantía hipotecaria y las permutas de riesgo de crédito. Se daba cuenta de que la mayoría sería sacrificada en beneficio de unos pocos.

Sabía que después del momento de pánico se iniciaría la búsqueda del pasado, para desentrañar el relato que siguiera la pista a partir del naufragio del dinero. Mucha gente, algunos casi tan inteligentes como Nigel, había sondeado hasta ese punto Pero en lo que Nigel empezó a reparar durante el transcurso de 2008 fue en que todo el mundo iba a escarbar en busca del pasado en el lugar equivocado

El padre de Nigel solía decir que todo aquel que hiciera el mal tendría su merecido. Su hijo pensó que había que hacer cumplir ese principio. En un viejo cuaderno ajado, que llevaba escrito en la cubierta «Ordenador al estilo de los setenta», registró las sospechas que se había formado en sus paseos arrastrados de ida y vuelta a la sede del BSI en la City de Londres

Había topado, dejó escrito, con el mayor fraude mundo Y había algo más, algo más profundo —Nigel lo percibía levemente, con un escalofrío—, relacionado de algún modo con lo que estaba sucediendo con el dinero: allá, a lo lejos, los gritos de los torturados, el silencio de los muertos


ÍNDICE:

Un apunte sobre la verdad

Elenco

PRIMERA PARTE

CRISIS

1

El ladrón

2

Un festín

3

Túneles

4

El Estado dual

5

Silueta

6

Señor Billy

7

Cierre

8

El oligarca caído

9

Clasificado

10

Saldar deudas

11

El confidente

12

Lo real

SEGUNDA PARTE

CRISÁLIDA

13

Inicios

14

Big Yellow

Sumario

15

Órganos fiscalizadores

16

El Savarona

17

Caja B

18

El reino del Señor

19

Miedo

20

Estabilidad

21

Demasiado grande para la cárcel

22

Sasha y Seva

23

La Copa de la Amistad

24

Presunción de regularidad

25

Un auténtico antro

26

Gusto por el riesgo

27

Dobles

28

El sistema

TERCERA PARTE

METAMORFOSIS

29

Conquista

30

Privacidad

31

El puente

32

Sus huellas no las conoce nadie

33

Ganadores

34

Santo o pecador

35

El futuro

36

El hombre sin pasado

37

Se acabó

38

El relato que eliges contar

39

Hechos alternativos

40

Quid pro quo

41

Negocios normales

Agradecimientos

Notes

Indices thematic

FICHA TÉCNICA:

1 Libro

496 Páginas

Primera edición

Pasta blanda en color con solapas

Traducción de Beatriz Ruíz Jara

Tomado del título original:

Kleptopia: How Dirty Money is Conquering the World

Primera edición 2022

ISBN 9788434434776

Autor Tom Burgis

Editor Ariel

 

FAVOR DE PREGUNTAR

POR EXISTENCIAS EN:

Correo electrónico:

alfonsomonarrez@gmail.com

Celular:

6671-9857-65 

Gracias a Google por publicarnos

Quedamos a sus órdenes

= = = = = = = = = = =

2 comentarios:

  1. Libro DINERO SUCIO

    Tom Burgis es corresponsal de investigación del Financial Times desde 2014, después de haber ejercido como periodista en distintas ciudades de Latinoamérica y África. Reportero en más de treinta países, ha sido galardonado con destacados premios en Estados Unidos y Asia, y ha sido finalista de los British Press Awards, los British Journalism Awards y el European Press Prize. Su libro The Looting Machine fue premiado por el Overseas Press Club of America.

    Libro DINERO SUCIO

    ResponderEliminar
  2. Libro DINERO SUCIO

    Gracias, estamos listos para atender
    su petición en el Teléfono:
    6677-146-961
    Teléfono: 800-832-7697 llamada gratis en nuestro país;
    CELULAR + 6671 – 985 - 765
    WHATSAPP + 521 6671-9857-65
    En el correo: alfonsomonarrez@gmail.com

    Libro DINERO SUCIO

    ResponderEliminar