LA CONSAGRACIÓN DE LA MENTIRA
ENTRE LA REALIDAD Y EL SILENCIO
1 Libro Autor José Carlos Bermejo Barrera
Editor Siglo XXI
PRIMERA EDICIÓN 2012
LIBRO POR ENCARGO
Este
es un libro: LA CONSAGRACIÓN DE LA MENTIRA ENTRE LA
REALIDAD Y EL SILENCIO; acerca de la mentira, del engaño y del
autoengaño. Estos son tres elementos consustanciales no sólo a la vida humana,
sino a la propia vida biológica en general (Sommer, 1995). Para poder
sobrevivir en la naturaleza, las plantas adoptan formas y coloraciones que les
permiten hacerse menos visibles ante algunos animales, y todos los animales,
desde los unicelulares hasta el hombre, en su lucha por la supervivencia
desarrollan estrategias de ocultamiento, de engaño, ante sus posibles
depredadores o ante sus presas, que les permiten en un determinado momento
situarse en una posición de superioridad gracias a la cual logran la captura de
su presa o consiguen escapar de las garras de aquel que pretende darles caza
No
sólo en el terreno de la caza, sino también dentro de cada grupo, en los
animales sociales las estrategias de dominio y sumisión, de éxito en el logro
de una o varias hembras para conseguir reproducirse o alcanzar la posición de
macho alfa o macho dominante, también se utilizan técnicas, gestos, ritos y
sistemas de comunicación no verbales que puedan hacer posible la sumisión de
unos animales a otros, o lo que es lo mismo, que en esas relaciones algunos
animales puedan salir beneficiados y otros claramente perjudicados.
En
el mundo social humano la base de los sistemas de comunicación es siempre el
lenguaje. Podría plantearse, tal como ha hecho M. T. Poe (2011), una visión
general de toda la historia de la humanidad bajo esta perspectiva. Ahora no se
hablará de ello, a pesar del notorio interés de este planteamiento, sino de
observar cómo en el momento presente la mentira ha llegado a consagrarse como
una de las claves de las políticas nacional e internacional contemporáneas.
Todos
los seres humanos mienten, de un modo u otro, señala V. Sommer. Cada uno de
nosotros desarrolla su autoestima creándose en cierto modo una imagen épica de
sí mismo, que le permita ocultar y soportar sus contradicciones y sus miserias.
Necesitamos disimular ante los demás y es evidente que si en cada momento le dijésemos
a todo el mundo lo que pensamos de él, le expresásemos
Las
sensaciones de gusto, disgusto o atracción y repulsa que nos suscita, la vida
social se haría prácticamente imposible
En
los juegos económicos, en las relaciones sociales y en el mundo político, y ya
no digamos en el mundo de la guerra, para ser ganador hay que lograr una cierta
ventaja sobre el otro, quedándose con el beneficio mayor de una transacción, en
la que siempre uno gana y otro pierde; consiguiendo un puesto, un cargo o
logrando un status que otro nunca podrá alcanzar, porque en este momento yo soy
el que disfruta de él; o consiguiendo con la técnica, la astucia y la fuerza la
superioridad militar que me permite aniquilar o someter a mi enemigo, ya sea
porque mi espada es más larga o porque yo soy el que posee las definitivas
armas de destrucción masiva
Pero
no son estas las mentiras protagonistas de este libro:
LA CONSAGRACIÓN DE LA MENTIRA ENTRE LA REALIDAD Y EL SILENCIO; las
mentiras que pueden estar al alcance de todos y de cualquiera, sino las grandes
mentiras, construidas, difundidas e impuestas a la opinión pública por quienes
gobiernan legítimamente o detentan el poder de otra manera
Esas
mentiras no son ya grandes teorías, complejas ideologías o alambicadísimas
construcciones mitológicas o teológicas, en las que también llegaban a creer
sus grandes constructores en su propia época. No hablaremos ya de pensadores
alienados, ajenos a sí mismos y desconocedores de su propia esencia, no
hablaremos ya de un mundo en el que compartían el engaño, de buena o mala fe,
dominadores y dominados, sino de un mundo en el que la clásica definición de la
mentira se manifiesta de un modo palmario
Mentir,
decían los viejos catecismos, es decir a sabiendas lo contrario de lo que se
piensa. Mentir es también ocultar con una intención perversa los hechos y los
datos que se conocen. Y sólo se miente para lograr un beneficio propio a costa
de los demás
En
el momento presente la mentira, creada a sabiendas, difundida sistemáticamente
por los medios de comunicación, mantenida hasta el hartazgo por los políticos,
es ya una clave de la realidad contemporánea. Este libro: LA CONSAGRACIÓN DE LA MENTIRA ENTRE LA REALIDAD Y EL SILENCIO;
hablará de las mentiras globales en la economía, que quiso proclamar el
triunfo definitivo del mercado racional y el fin de la historia y los
conflictos sociales y militares; de cómo se están destruyendo las bases de los
sistemas democráticos parlamentarios gracias al dominio y manipulación de los
sistemas de comunicación y a la deslegitimación de la propia vida política, en
el caso concreto de España; y de cómo la realidad, en la vida y la historia de
las mujeres y de las víctimas de la violencia política y militar, no consigue,
ni en el mundo ni en España con nuestra Guerra Civil, salir a la luz, debido
tanto a la creciente incapacidad de poder comprender la realidad social –como
el caso de la historia de las mujeres pone de manifiesto– como a la asfixia
general de la información
La
historia universal se ha construido muchas veces ocultando la verdad, tapando
los hechos incómodos o construyendo interpretaciones inverosímiles (Paris,
2001) de las historias nacionales o de grandes acontecimientos, como el
Holocausto o los numerosos genocidios que se están produciendo en el mundo, que
resultan muy difíciles o incluso imposibles de asumir ante la opinión pública
(Goldhagen, 2010), puesto que son en realidad, como señala Goldhagen, mucho peores
que la guerra, por su crueldad, por su dureza absoluta y porque en ellos es
imposible encontrar ningún tipo de racionalidad política, económica o militar
Pero
es necesario insistir en que ahora ya no se necesitan grandes construcciones
intelectuales, sino que le mentira se crea, se planifica su implantación, se
mantiene mientras conviene, y luego se niega –mintiendo sobre la propia
mentira– y se la sustituye por otra nueva. Podríamos poner dos ejemplos previos
al análisis de los temas en los que se centrará este libro: la invasión de Iraq
y la crisis financiera
La
invasión de Iraq en el año 2003 ha sido un ejemplo insólito en la historia
política y militar de los EEUU y del mundo. Dicha invasión se justificó creando
deliberadamente una mentira: la existencia de armas de destrucción masiva. Y
para difundir esa mentira, de la que fueron víctimas los más altos mandos del
ejército norteamericano y el propio secretario de estado, Colin Powell, al que
se le facilitaron datos falsos, los servicios de información montaron una trama
informativa, de la que se encargó una conocida periodista, ascendida
temporalmente al rango de teniente general, con el fin de poder coordinar y dar
órdenes a los propios servicios de inteligencia en los que había también otros
militares del alto rango. Hecho que se reveló luego, una vez que las mentiras
dejaron de ser necesarias
Thomas
E. Ricks un autor nada sospechoso de antiamericanismo ni de pacifismo, pues ha
narrado nada más ni nada menos que la historia del cuerpo de los marines y la
propia cultura militar norteamericana, ha publicado un libro titulado Fiasco.
La aventura militar americana en Iraq (Ricks, 2006), en el que se puede
observar cómo los altos mandos militares como el general Schwarzkopf, antiguo
comandante general en la guerra de Kuwait de 1991, se opusieron a la invasión,
al igual que antiguos comandantes generales de la OTAN.
Los
generales americanos (del ejército, del cuerpo de marines) partieron hacia una
guerra que ellos mismos calificaron de carente de sentido, y a la que
definieron como la peor planificada de la historia de los EEUU. Una guerra en
la que las autoridades civiles del Pentágono –esas sí conscientes del engaño–
alteraron los planes de invasión, posibilitando el nacimiento posterior de una
resistencia y de un terrorismo hasta entonces inexistente en Iraq. Una guerra
en la que civiles de procedencia universitaria, como Paul Bremmer, gobernador
general, llegaron al extremo de la torpeza, disolviendo al ejército y la
policía iraquíes, despidiendo a todos los funcionarios, desmantelando el
sistema sanitario y los suministros y generando un caos absoluto. Una guerra en
la que los propios militares norteamericanos fueron víctimas de las mentiras de
los políticos, ya que, por ejemplo, mantuvieron intactos los arsenales
iraquíes. En realidad no se atrevieron casi a entrar en ellos, porque allí
deberían estar las supuestas armas químicas, lo que permitió a la resistencia
iraquí apoderarse de todo tipo de bombas. Una guerra en la que la
administración civil, asociada a gigantescas empresas de seguridad privada, como
Blackwater, y a toda clase de contratistas ventajistas, estuvo enfrentada a la
autoridad militar ocupante, en cierto modo más humana, ya que son los soldados
los que tienen que estar en el frente, y al fin y al cabo los generales de la
invasión de Iraq habían sido oficiales en Vietnam y conocían de verdad lo que
es la realidad de la guerra. Una guerra que causó decenas de miles de víctimas
civiles y en la que se aplicaron sistemas de tortura, diseñados por psicólogos universitarios
y enseñados a las tropas ocupantes, que una vez sacados mínimamente a la luz,
sumieron en el descrédito más absoluto al ejército norteamericano y a su propio
país
En
Iraq se dio la impresión de que, por primera vez en la historia, los políticos
civiles fueron más belicistas que los militares, para quienes el belicismo
forma parte de su oficio. En Iraq los creadores y manipuladores de la
información pusieron a su servicio a militares y políticos, hasta el punto de
que se ha llegado a publicar un libro (Goldstein, 2008), que sostiene que en
caso de crisis el presidente de los EEUU debe dejar a un lado la opinión de sus
expertos asesores y guiarse por su intuición política y su análisis racional
propio
En
este libro: LA CONSAGRACIÓN DE LA MENTIRA ENTRE LA REALIDAD Y EL SILENCIO, Lecciones de un desastre, G. M.
Goldstein deja bien claro su mensaje analizando cómo los EEUU llegaron a
empantanarse en Vietnam porque sus presidentes hicieron caso a los técnicos y
los supuestos expertos, como Robert MacNamara, procedentes a veces de las
universidades de élite de los EEUU. Unas universidades que en ese país y en
España ya han dejado de ser los lugares en los que debe buscar la verdad y que
han perdido su autonomía, como se podrá ver en los capítulos dedicados a este
tema
La
institucionalización y la consagración de la mentira son hoy posibles gracias a
la creación de los mecanismos de la desinformación que ha analizado M. Otte
(2010) y a los que se hace referencia en el caso español en otro de nuestros
capítulos. Dichos mecanismos se basan en la acumulación, diseminación de datos
y reiteración de lemas de forma insistente y masiva Ello es posible gracias a
la simplificación del pensamiento y de la información, de la que son corresponsables
los medios de comunicación y las instituciones educativas y para la que son
imprescindibles las tecnologías de la información. Estas son instrumentos muy
eficaces dentro de sus propios límites, y pueden ser manejados con
inteligencia, o por el contrario convertirse en instrumentos de empobrecimiento
del conocimiento, que pueden llegar a fomentar la propia incapacidad de pensar
Es
muy curioso que el general del cuerpo de marines James N. Mattis haya llegado a
afirmar que «¡PowerPoint nos vuelve estúpidos!», a lo que asiente nada más ni
nada menos que el general S. A. McChrystal, comandante en jefe de las fuerzas
de la OTAN en Afganistán (Frommer, 2011). ¿Por qué esto es así? Pues porque en
el mundo presente son los formatos digitales los que crean la ideología.
PowerPoint es un instrumento útil para hacer presentaciones visuales, pero se
ha convertido en la forma casi única de expresar todo tipo de conocimiento: un
conocimiento que se ha de ajustar a su rígido formato
Cuando
un militar de alto rango tiene que hacer sus complejísimos planteamientos
estratégicos, que implican coordinar ingentes medios materiales y humanos, y
saber manejar en el campo de batalla situaciones siempre nuevas e imprevistas,
que no se pueden planificar, no sólo se hace cada vez más estúpido, sino que
además acaba por perder la guerra al pensar que todo puede ser simplificado en un
esquema. Y es que internet, otro instrumento, otra herramienta útil si se sabe
manejar con inteligencia, se ha convertido sobre todo en el ámbito la
educación, y más en la española, en un medio básico para lograr el empobrecimiento
del lenguaje y el pensamiento (Carr, 2011) Los formatos que se usan en internet
dificultan el desarrollo del pensamiento discursivo e incluso dificultan la
capacidad de seguir un relato complejo. Internet, de la que se está llegando a
creer que en ella se encuentra toda la información del mundo y de la historia pasada
(una información que no es necesario introducir), y que en ella se puede hallar
todo (no pensando que cada buscador se elabora con unos criterios de búsqueda,
que solo pueden dar acceso a un determinado tipo de información de una
determinada manera). Internet favorece la conexión en paralelo de la
información, la dispersión continua de la misma, y dificulta la integración y
la síntesis, si no se usa de un modo inteligente. Internet dificulta el
pensamiento global y crítico porque se basa en el viejo lema magister dixit: se
ha convertido en una fuente de autoridad. En ella predomina lo cuantitativo
frente a lo cualitativo, en ella se impone lo que se repite, y partiendo de
ella se está llegando a pensar que lo que opinan los internautas integrados en
redes como Facebook, Twitter… es cierto por el viejo argumento ex consensu
omniu, según el cual es verdad lo que piensa la mayoría
Es
evidente que en el momento presente la mayoría piensa con cada vez menos
libertad, que cada vez tiene menos información y que esta es cada vez más
sesgada. No se puede pensar libremente en el mundo de la desinformación, en el
que las mentiras se acuñan y se difunden y en que, si se puede engañar a las
más altas autoridades militares de la única superpotencia existente, ¿qué no se
podrá hacer con los ciudadanos de a pie? Engañarlos, desorientarlos y
confundirlos con mentiras y lemas vacíos, que a base de ser repetidos hasta la saciedad
parecen confundirse con la realidad, hasta el momento en que esta, que siempre
está ahí fuera, estalle. Pongamos algunos ejemplos más que esclarecedores
Como
se verá en el capítulo primero, en el año 1990 se proclamó la definitiva muerte
de Marx y del marxismo, en aras de una nueva concepción de la economía que
terminó en el desastre de la crisis financiera global del año 2008
Marx,
curiosamente, es ahora de nuevo reivindicado, ya sea con reediciones de
estudios muy ajustados de su pensamiento por parte de autores no marxistas, como
Raymond Aron (2010), el supuesto gran ideólogo de la derecha francesa, o
Jacques Attali (2007), otro pensador nada proclive al viejo marxismo dogmático,
o pensadores marxistas innovadores, como Terry Eagleton (2011), proveniente del
campo de la crítica literaria. Por no citar a aquellos economistas o
científicos sociales que siguieron manteniendo en minoría el valor del
pensamiento económico del viejo autor alemán
Pues
bien, Marx básicamente sostuvo que en la economía existen dos variables: la
producción y el consumo, y que una producción que no se puede consumir, por la
falta de recursos de los trabajadores debida la contracción de sus salarios,
desemboca en una crisis económica. Marx sostuvo que la renta nacional se divide
ente la renta del trabajo y los beneficios del capital, y que ambos son
antagónicos, puesto que como la renta es finita, si aumentan los beneficios de una
de las partes, a nivel mundial, tendrán que bajar los de la otra, expresándose
ese antagonismo de varias formas, desde la negociación sindical hasta las
guerras de conquista del imperialismo
Marx
no sólo sostuvo que sin consumo no puede haber producción, sino que la economía
consiste en la producción real y concreta de mercancías, en la que los dos
componentes esenciales son el capital y el trabajo. Y ese capital sólo es
productivo cuando se invierte en la producción de mercancías que han de ser
consumidas. El capital productivo genera, a la vez que depende, del capital
financiero, en el que lo que se vende y compra es el dinero. Y si el capital
financiero se desliga del capital productivo, de lo que ahora se llama la
economía real –como si hubiese otra puramente imaginaria–, entonces se
producirá una crisis monetaria que podría acabar con toda la economía
productiva
Frente
a todos estos conceptos evidentes en Marx y muchos otros economistas de
diferentes tendencias, el mundo actual, sumido en una gigantesca crisis
económica, ¿qué nos ofrece en nuestra sociedad de la desinformación y de
capitalismo de casino, un capitalismo en el que se juega cada día el dinero al
azar en las bolsas planetarias, integradas y coordinadas gracias a internet?
Pues unos conceptos vacíos, simplones, repetidos hasta la saciedad y
consolidados gracias al discurso de los políticos y los profesores
universitarios, supuestos creadores del conocimiento que, en España y el mundo,
aspiran a beneficiarse también de este juego. Pongamos algunos ejemplos con los
siguientes pseudoconceptos:
a)
Los mercados. Se entiende por mercados unas entidades absolutamente neutras y
objetivas que no sólo regulan la realidad, sino que son la realidad misma de la
economía y que se pueden analizar en cifras con complejas fórmulas de la teoría
económica por parte de agencias de calificación de riesgos financieros (y nada
más que financieros), empresas privadas creadas sólo y únicamente con la
finalidad de asesorar a bancos y a grandes inversores en sus compras y ventas
de las emisiones de deuda pública, pero que a la vez que asesoran condicionan
con sus previsiones de futuro a las propias entidades inversoras. Sus análisis
son profecías que se cumplen por sí mismas, ya que, como juegan con la avaricia
y la confianza o desconfianza de los inversores, sus anuncios del apocalipsis
son a su vez el origen del propio apocalipsis
Dichas
agencias no fueron capaces de prever el estallido de la burbuja inmobiliaria,
lo que las desacredita como instituciones capaces de realizar un análisis
científico, pero políticos, economistas y profesores aceptan sumisamente sus
supuestos análisis neutrales. Piénsese en lo que ocurriría si en vez de hablar
de los mercados, que sólo son financieros, medios de comunicación y políticos
hablasen machaconamente de los grandes inversores financieros internacionales,
o bien de los grandes especuladores financieros globales. El discurso sería insostenible,
pues dejaría al descubierto la sumisión de toda una sociedad a los intereses de
una minoría que ni siquiera es representativa del sistema capitalista, sino
sólo de su parte más especulativa, que pretende aunar el capitalismo de casino
con el capitalismo totalitario, encarnado por China y el Tercer Mundo, un
capitalismo que garantiza, gracias a la falta de libertad política y sindical,
una producción masiva con salarios de miseria
b)
La
confianza. La confianza sería una de las bases de la economía. Cuando me tomo
un café espero que no esté envenenado, y yo compro una mercancía porque me fío
de la honradez de quien me la vende, que es garante de su calidad, de acuerdo con
el magistral análisis de Adam Smith en La riqueza de las naciones
Todos
los días oímos mensajes sobre la necesidad de que exista la confianza para el
buen desarrollo de la economía. Y es evidente que nada hay que inspire menos
confianza que la mentira, es decir, el engaño en las relaciones humanas, sean
de compraventa o de otro tipo
Pero,
¡ojo!, la confianza de la que hablan los medios de comunicación y la predicada
por los partidos políticos y los economistas académicos es la confianza de los
inversores de capital: del capital financiero, asesorado por las agencias de
calificación, o del capital industrial
Los
inversores desconfían si no tienen asegurados sus beneficios por la
rentabilidad de los mercados, pero también si prevén que puede haber una guerra
que no les favorezca –la mayor parte de las guerras fomenta unos determinados
tipos de producción de armas y suministros y hacen ricos a algunos–, o si creen
que la conflictividad laboral y social puede alterar los mecanismos de la
producción. Por eso es necesario tenerlos tranquilos, asegurarles la paz y el
orden, o la guerra necesaria, que les permita hacer crecer su dinero. Por eso
es necesario someterse a ellos, como predican machaconamente economistas,
políticos y profesores, ante cuyo discurso simplista y falso la opinión pública
se halla totalmente indefensa, ya que depende de quienes controlan la
información, de quienes la producen e institucionalizan y consagran la mentira
c)
El
capital crea el trabajo. Marx decía lo contrario: es el trabajo la fuente del
valor y el capital es algo así como trabajo congelado, trabajo de nosotros
mismos y de nuestros antepasados. Ese trabajo congelado en capital se llamó
plusvalía, pero Marx, como señala R. Aron (2010), fue consciente de que no
podría cuantificar y tratar matemáticamente la plusvalía, lo que no obsta para
su existencia. Basándose en ello, economistas posteriores como A. M. Keynes
pusieron la economía del revés afirmando que el primer motor de esta es el
dinero, que al invertirse se convierte en capital productivo, creando industrias
y, consecuentemente, puestos de trabajo
En
este nuevo mundo keynesiano el salario de los trabajadores es un obstáculo,
entre otros, a la productividad del capital, razón por la cual en una situación
de crisis se deben bajar los salarios, favorecer los intereses del capital, y
convertir la renta que el Estado cobra a través de los impuestos en capital
productivo. Todo lo cual sólo es una verdad a medias, puesto que sin mercados
la producción no tiene sentido, ya que no puede tener salida, y los
consumidores masivos son los trabajadores, que invierten sus salarios en el
consumo. Si sus salarios se contraen excesivamente se contraerá el consumo y
consecuentemente la producción, con lo cual el capital ya no será productivo,
tenga las facilidades que tenga. Pero es que además de ello, si pasamos a un mundo
en el que los beneficios del capital, que siempre serán finitos, se centran más
en el capital financiero que en el productivo, y todo ello a costa de la parte
correspondiente de los salarios en el Producto Interior Bruto mundial, la crisis
económica estará garantizada
El
mundo de la economía que nos ofrecen los políticos y los profesores y los
economistas es un mundo al revés. En él la realidad y la verdad parecen haber
desaparecido, la mentira se ha consagrado y el viejo lema de la Ilustración
«Sapere aude» se ha prostituido, pasando a ser los creadores y manipuladores de
la información, según J. Ralston Saul (1992), los bastardos de Voltaire
Sin
esos bastardos (profesores, economistas, científicos sociales y políticos) el
mundo actual sería imposible, y por eso en él ha pasado a ser esencial el
control, la manipulación y la perversión de la educación en todos los niveles,
comenzando por el nivel de la educación superior en el que se está consiguiendo
en España la sumisión absoluta de la mayoría de los profesores universitarios.
¿Qué está pasando con ellos?
¿Podríamos
imaginarnos un comando fuertemente armado de toda una panoplia de competencias
y habilidades irrumpiendo violentamente en un organismo que se rige por ley? ¿Y
que además el jefe del comando advirtiese a todos los presentes que pronto iba
a llegar una autoridad, «pedagógica por supuesto», que se haría cargo de la
situación? Quizá sí, quizá no. Mucha gente podría decir que esto sólo puede ser
el fruto de la imaginación de alguna mente cuyo gusto por la exageración fuese
el síntoma de algún posible trastorno cerebral. Sin embargo hay que reconocer
que tras esta hispánica alegoría podría esconderse algo de verdad
Y
es que, en efecto, uno de los aspectos más sorprendentes del llamado proceso de
Bolonia es observar cómo a través de él se ha conseguido conculcar los derechos
básicos del profesorado en lo que se refiere al desarrollo de su plena
capacidad docente e investigadora –reconocida por un artículo de una ley
orgánica–, gracias a la introducción de un sistema de control que no tiene
reconocimiento legal alguno, puesto que se basa en una serie de pseudoconceptos
que jamás podrán alcanzar reconocimiento jurídico
Es
enormemente llamativo que la supuestamente mayor y radical reforma de la
enseñanza superior española se haya hecho sin crear un marco legislativo
integral nuevo, sino manteniendo las leyes anteriores, creadas para un marco
económico, social e histórico diferente. Ahora bien, esas leyes se mantienen no
porque se las quiera respetar, sino porque no se tiene el valor de crear un
marco jurídico global que dé amparo, claro y rotundo, a los procesos de patrimonialización
de las universidades por parte de empresas privadas, que reconozca los valores
del pensamiento liberal como bases esenciales de las instituciones académicas,
y que dé barra libre al proceso de adelgazamiento y reconversión de las universidades
que está teniendo lugar en todo el mundo
Un
buen ejemplo de ello lo tenemos en la introducción de los pseudoconceptos de
competencias y habilidades como base de la estructura de los planes de estudio
y la enseñanza. Como han señalado F. Angulo Blasco y S. Redón Pantoja1, ambos
conceptos, estructura dos en el abanico de las 69 competencias que rigen los
actuales planes de estudio, no tienen ningún valor cognoscitivo y sólo sirven
para crear un mecanismo taylorista de control formalizado y cuantificable de
los cuerpos de profesores
Y
no deja de ser curioso que estas dos vagas ideas, fruto del modelo más
simplista imaginable de conductismo, además de carecer de una definición formal
precisa, tampoco tienen necesariamente nada que ver ni con los contenidos
reales, ni con los procedimientos de la investigación, ni con los procesos de
construcción de conceptos, ni con los diferentes instrumentos (lingüísticos,
logicoformales, hermenéuticos, o de recopilación, procesamiento y análisis de
los datos) que son necesariamente diferentes en cada campo de estudio y en cada
titulación
El
discurso de las competencias y habilidades permite gritarle a los profesores
«¡Quieto todo el mundo!» de una manera que es algo más que una siniestra
metáfora, puesto que les obliga –sin base legal alguna– a perder su plena
capacidad docente e investigadora específica de su campo de conocimiento y que
sólo los profesores titulados poseen, en función de sus capacidades
intelectuales y de su condición legal de profesores de la universidad española,
y someterse al control no sólo de profesores evaluadores, sino incluso de
funcionarios que no tienen ningún tipo de capacidad ni competencia docente e
investigadora, pero que, como buenos funcionarios, aplican las normativas que progresivamente
se van aprobando
Como
se han elaborado planes de estudio basándose sólo en requerimientos formales,
la rígida rejilla normativa impone que todos los profesores acepten sumisamente
pseudoconceptos que no tienen nada que ver con los contenidos intelectuales de
sus materias, y a los que se les da un reconocimiento jurídico, a pesar de que
no son conceptos legales definibles
Por
poner un ejemplo, se le puede exigir a un profesor que dé a conocer, ponga por
escrito, en papel o en soporte digital, la materia qua va a impartir, que
regule la forma en que va a examinar a sus alumnos y que deje muy claras las
reglas del juego docente, porque la relación entre un profesor y un alumno en
una universidad pública está regulada y sujeta al derecho administrativo, que
es el que regula las relaciones jurídicas entre el estado y su ciudadanos. El
profesor y el alumno tienen derechos y deberes, el profesor debe saber cuáles son
sus derechos y obligaciones y tiene que dejar claro qué enseña, a quién se lo
enseña y bajo qué condiciones. La administración así
debe
exigírselo. Sin embargo, lo que no se le puede imponer es la forma y el modo
bajo los cuales ha de impartir su docencia
Ello
es así porque forma y contenido van unidos, razón por la que controlar la
calidad de la docencia con procedimientos formales y sin entrar nunca en el
análisis de los contenidos es un sinsentido, un sinsentido básico promovido por
la ANECA, no ingenuamente, sino concebido como un instrumento de control. Si a
un profesor se lo obliga a impartir su materia en módulos iguales para todas
las titulaciones, con los medios y las técnicas –supuestamente neutras– establecidas
por los creadores de la enseñanza sin contenido; si le imponen, como en el caso
de algunas universidades, unos módulos horarios rígidos que establecen
divisiones discutibles, cuando no ridículas entre expositivo, práctico,
interactivo, etc., se le está obligando a repensar su materia, su función como
profesor e incluso su forma de expresión de un modo arbitrario
Los
profesores deben ser controlados, han de cumplir sus obligaciones, que siempre
han de estar claras. Como funcionarios tienen obligaciones laborales, docentes
e investigadoras, pero sólo ellos tienen el conocimiento acreditado de su
propio campo del saber. Un conocimiento que no se controla ya, puesto que no se
les exige conocer los contenidos reales de sus materias en sus concursos de
acceso
Y
sobre todo porque quienes crean estos nuevos sistemas de control no tienen conocimiento
de casi ninguna materia específica, lo que no les importa en absoluto, ya que
saben que si lo tuviesen sólo podrían controlar su propio campo de
conocimiento, pero no todos los demás, que es a lo que ellos aspiran
Conozco
casos en los que funcionarios han llamado la atención a profesores porque sus
programaciones docentes no se ajustan a los módulos establecidos. Eso
funcionarios tienen razón, en tanto que actúan como funcionarios y cumplen su
deber. Pero no la tienen en tanto que al obrar así pretenden actuar como
controladores de la calidad de la docencia, lo que no pueden hacer de ninguna
manera, porque esos funcionarios no tienen ningún tipo de capacidad docente e
investigadora, y consecuentemente están de hecho usurpando la capacidad docente
de los profesores
En
el mundo cada vez más paralegal de Bolonia están naciendo nuevas figuras de
profesores de profesores. Y son esos profesores universales, a veces
autoridades académicas nombradas o elegidas, quienes sentencian y dictaminan
sobre cómo deben enseñar o investigar los demás, utilizando a veces el curioso
latiguillo de: «Bueno esto es así en mi campo, los demás no los conozco, pero
es evidente que esto podría aplicárseles».
El
profesor universal puede ser un cargo académico que confunde responsabilidad
administrativa con sabiduría docente, un evaluador, un pedagogo diseñador de
sistemas de control, o un profesor encargado de coordinar una titulación que,
si pierde el sentido común y se siente investido de esta nueva suprema
autoridad pedagógica universal, no sólo intentará corregir las «programaciones»
de su compañeros para que se ajusten al módulo universal, convirtiéndose en una
auténtica señorita Rottenmeier de la burocracia docente, sino que –y de esto
también se han dado casos en España– podrá intentar controlar a otros
profesores e incluso imponerles sus libros de texto, los materiales, e incluso
la forma en la que han de impartir su docencia. Se dicen los pecados, pero no
los pecadores
La
negativa a cambiar el marco jurídico global de las universidades, unida a la
proliferación de normas de todo tipo, constantemente cambiantes y
contradictorias entre sí, ha conseguido no sólo generar un caos real, sino
crear el caldo de cultivo para que en un mundo académico aparentemente regulado
por normas hasta el detalle más nimio, se esté produciendo un asombroso
crecimiento del poder personal: el poder de los rectores y también de muchos
cargos académicos de menor entidad, de algunos funcionarios, de muchos pequeños
cargos que reciben la encomienda de aplicar las normas del control abusivo –a
lo que algunos acceden con un entusiasmo rayano en el frenesí–, e incluso de
los evaluadores de la investigación y la docencia, fervientes creyentes en las
virtudes de un sistema que les atribuye un gran poder discrecional
La
creación de complejos sistemas normativos horizontales que interfieren e
incluso violan leyes de superior jerarquía es el caldo del cultivo de lo que
podríamos llamar el nuevo golpismo académico. Un metafórico golpismo que, como
todos los golpismos, considera periclitado el marco legal vigente, y en lugar
de pedir nuevas leyes, decide cambiarlo, no por la fuerza de las armas, sino
por una nueva artera astucia administrativa, que está consiguiendo destruir las
garantías jurídicas sin las cuales el estado de derecho deja de existir. Al grito
de « ¡Quieto todo el mundo, esto es Bolonia!», metafóricos comandos de
golpistas parecen querer apoderarse de la universidad pública, que de hecho ha
perdido ya su autonomía. De momento han conseguido dejar paralizados a muchos
profesores que parecen haberse escondido debajo de su mesa
Una
vez finalizado nuestro recorrido por el mundo de las mentiras consagradas y de
los arteros profesores sumisos, cerraremos el libro con una serie de cuentos,
con unos relatos ficticios, en los que la realidad del presente se mezcla con las imágenes del
presente y del pasado que circulan por la cabezas de los adultos y de los niños;
quizá sea en esos breves y elementales relatos donde aún puedan brillar esas
mínimas gotas de verdad que resuenan muy ligeramente al caer en el pozo del
silencio, como dice la canción de Simon & Garfunkel que abre este libro,
escrita hace casi 50 años, cuando en pleno esplendor de la riqueza de una fase
alcista del capitalismo, miles de jóvenes americanos, casi adolescentes, morían
en las selvas del Vietnam en una guerra que algunos tecnócratas asesores del
presidente de los EEUU sabían científicamente que se iba a ganar
LA CONSAGRACIÓN DE LA MENTIRA
ENTRE LA REALIDAD Y EL SILENCIO
En su momento en la presentación de la edición
se hace ver lo siguiente por los
editores:
En
estos últimos años el mundo económico, político, la vida social y las
relaciones internacionales han sufrido una mutación radical. Y es que,
paradójicamente, gracias a la omnipotencia de los medios de comunicaciones
audiovisuales y digitales, con su capacidad de generación masiva de
información, se ha logrado no sólo desorientar y confundir a la opinión
pública, sino también engañarla notoriamente
La mentira intencionada, diseñada y propagada por quienes
controlan el poder político y económico mundial
ha conseguido ahogar cualquier realidad de todo
tipo
Este
es un libro sobre la institucionalización de la mentira en la economía, la
política, el conocimiento y la educación, sobre el deterioro de las formas de
convivencia y sobre el ocultamiento de la realidad social, corporal y física.
Este es un libro sobre la crisis del discurso político, sobre la degradación
intencionada del conocimiento y la educación. Este es un libro sobre la
complicidad de los políticos, los intelectuales y los profesores, sobre su
capacidad de fingir, de simular y de mentir. Pero también es un libro sobre el
futuro y sobre la esperanza, encarnada en las figuras de dos niñas
protagonistas de unos cuentos en los que fijan su mirada ingenua sobre el
mundo, la historia y el discurso de la educación. Y es quizás a partir de esa
mirada donde puedan surgir unos nuevos discursos emancipadores
De la colección: Ciencias Sociales en la materia
de Ciencias Humanas y Sociales,
Filosofía y Política
ÍNDICE:
Poema
Introducción
I.
MENTIRAS ADECUADAS:
EL MUNDO VEINTE AÑOS
DESPUÉS DEL FIN DE LA HISTORIA
II.
ESPAÑA: LA DESINFORMACIÓN Y EL SILENCIO
El
descrédito de la política y el descrédito de la democracia
La
imposible memoria cívica
III
ENTRE LA REALIDAD Y EL SILENCIO:
LA HISTORIA DE LAS MUJERES
IV
LOS PROFESORES HUECOS Y EL FIN DEL CONOCIMIENTO
V.
LA CULPA COLECTIVA DE
LA UNIVERSIDAD ESPAÑOLA
VI
¡QUIETO TODO EL MUNDO!
El
acoso administrativo de los profesores universitarios
Carta
abierta a una vicerrectora que, desencantada, dejó su cargo
VII
LOS DOCTORES DE BOLONIA:
UN DIÁLOGO CASI PLATÓNICO
VIII.
EL NUEVO CORTESANO, O ARTE
DE PROGRESAR EN LA ACADEMIA
Reglas
para la dirección del académico espíritu
Mandamientos
superiores de la vida académica
IX.
UNOS CUENTOS UN POCO MODERNOS
Julia,
Jimena y los Osos
Nintengraal y el reino salvado
Jimena
del Altomonte, Trovadora de Castilla
El
retróncobo
Julia
y las hamburguesas caníbales
CODA Bibliografía
FICHA TÉCNICA:
1
Libro
208
Páginas
En
formato de 14 por 22
Pasta
delgada en color plastificada
Primera
edición 2012
ISBN
9788432316333
Autor
José Carlos Bermejo Barrera
Editor
Siglo XXI
FAVOR DE PREGUNTAR
POR EXISTENCIAS EN:
Correo
electrónico:
Celular:
6671-9857-65
Gracias
a Google por publicarnos
Quedamos
a sus órdenes
=
= = = = = =
Libro LA CONSAGRACIÓN DE LA MENTIRA ENTRE LA REALIDAD Y EL SILENCIO
ResponderEliminarGracias, estamos listos para atender
su petición en el Teléfono:
6677-146-961
Teléfono: 800-832-7697 llamada gratis en nuestro país;
CELULAR + 6671 – 985 - 765
WHATSAPP + 521 6671-9857-65
En el correo: alfonsomonarrez@gmail.com
Libro LA CONSAGRACIÓN DE LA MENTIRA ENTRE LA REALIDAD Y EL SILENCIO