POLITICA DE LA CRIMINOLOGIA UNA INTRODUCCION
1 Libro Autor Augusto Jobim Do Amaral
Editor Tirant Lo Blanch
PRIMERA EDICIÓN 2022
LIBRO POR ENCARGO
Escribir unas palabras de
introducción a un libro, un buen libro, como el de Augusto Jobim do Amaral,
entraña cierta dificultad. Especialmente para aquellos que, como yo, no somos
criminólogos de profesión. Por supuesto que el ejercicio que realiza Augusto Jobim
do Amaral es perfectamente claro y, al menos para mí, perfectamente aceptable. Por
un lado, pone bajo sospecha lo que normalmente se entiende por “critica”; por
otro, acredita la reversión que hace de la misma, es decir, de la crítica, una
práctica científica y un discurso bien posicionado
Intento explicarme. Incluso
el más advertido de los ejercicios críticos se mueve generalmente a partir de
al menos dos supuestos que se asumen como ciertos
El primer supuesto es
el de considerar que se sabe cuáles el objeto a criticar; el poder y el exceso
de poder, los títulos de legitimidad bajo los que se ejerce el poder, las prácticas
nocivas que indican un uso distorsionado o desproporcionado del poder. Incluso antes
de hablar de los regímenes del ejercicio, el término “poder” se rectifica (una “cosa”
que alguien posee) y se mantiene como inherente a sí mismo, o permanente, con
respecto a las diferentes situaciones en las que actúa y opera materialmente
Con ello, la
drástica heterogeneidad de los dispositivos de poder se pierde
irremediablemente. El poder que ejerce el encierro en la fase pandémica no
tiene nada que ver con el que ejerce un profesor cuando consigue ser seguido
por una clase de alumnos o con el muy feroz y tiránico que ejerce un niño
contra el sueño de su padre. El poder –es la primera lección tomada de Michel
Foucault, uno de los autores de referencia para Augusto Jobim do Amaral-,
además de no ser nada monstruoso, invencible o vinculado a los estados de
excepción que instaura y sobre los que actúa como soberano, ni siquiera es una
cosa, sino una relación social (exactamente como la relación del capital, diría
Marx) y, como tal, es siempre reversible o subversible. El poder es una
relación precaria
El segundo supuesto de
la crítica, lo que ingenuamente asume como aproblemático, es que la crítica,
cargada de un valor supratemporal de universidad, recae sobre cosas angélicas,
desde una pura posición de vuelo. Es decir, desde la posición de aquellos que,
desprendidos ocasionalmente de las impurezas y miserias de la vida humana real,
irrumpen para arrancar la máscara del poder y de sus detentadores, restituyendo
así el derecho a la verdad ofendida. Esta es una función que la crítica ha
asumido, en particular, desde la ilustración. Portavoz y defensora de los
derechos humanos, la crítica se sitúa ante el poder como esa forma particular
de ejercicio de la razón que puede llamarse publica precisamente porque surge
de un espacio social indiferenciado e igualitario, siempre numéricamente
mayoritario y universal en relación con quienes –y nunca sin culpa, como dirá
San Justo cuando sea arrastrado a la horca después de haberla ejercido-
gobiernan o ejercen el poder político. El soberano es siempre culpable desde el
punto de vista de la crítica. Y la crítica es siempre desinteresada e inocente
si, desde el principio, lleva la túnica de lo universal
Hay un par de cosas relacionadas con
esta posición que me parece oportuno destacar. La crítica, incluso cuando
interviene en el ámbito de las prácticas organizadas, no ha podido renunciar
durante siglos a esta postura moral. Verdadero / falso, bueno / malo, bien /
mal son las categorías esenciales para una crítica que pretende desenmascarar
al poder. Pero que haya una realidad más verdadera que la realidad dentro de la
cual circulan los afectos materiales de un poder que sólo puede entenderse como
una pura instancia represiva (como falsa, malvada, malévola) es un hecho cuya
evidencia hace tiempo que se tambalea. El poder es inmanente a la realidad y
debe de entender también como capacidad de hacer, como facultad de origen, como
desencadenante de acciones y prácticas colectivas en vista de ello, la crítica
no puede representar la moral. Y es que lo universal, en nombre de lo cual se
han declarado los derechos que parece querer vengar, se ha mostrado históricamente
como un universal excéntrico, cuya parcialidad ha sido reiteradamente
denunciada por la toma subjetiva de la palabra por parte de aquellos y aquellas
(mujeres, esclavos, proletarios, negros) que el universal blanco, masculino y burgués,
desde su amanecer de enunciación, la revolución Francesa, ha excluido materialmente
de su perímetro
La crítica no funciona reduciendo
la realidad. Una realidad ideológica o falsa descubierta por el gesto del
pensamiento que la opone a la verdadera realidad; aquella que se revela en el
cielo desinteresado, imparcial y puro de la teoría. Acabo de señalar cómo la
genealogía de la idea moderna de crítica se remite a la parábola histórica que
une –como se ve en el extraordinario relato de Alexis de Tocqueville- el
absolutismo y la Revolución Francesa
El espacio moderno de la crítica está
cortado de raíz por los mecanismos de sometimiento y privatización de la
soberanía absoluta. El imperativo de acabar con las guerras religiosas ha
impuesto que la interminable discusión sobre la verdad de la fe se cierre con
la verdad del soberano. Restringida al secretismo de la opinión privada del
sujeto, la crítica es la opción que, mientras no abandone el amparo del espacio
público, queda disponible como fuente de la re-politización de esa sociedad
civil que el soberano, con su ley, protege sólo como espacio liberado para la
acumulación de capital por individuos aislados que el poder “libera” de la
amenaza de una guerra de todos contra todos, dentro de la cual no sólo la vida
es miserable y precaria (“poore, nasty brutish and short”), como se dice en el
capítulo XIII, parte I del Leviatán de Thomas Hobbes), sino que, sobre todo, en
ausencia de la Ley no ofrece la posibilidad de establecer y defender, la
diferencia entre lo mío y lo tuyo, establecida por la propiedad privada (“no
Propriety no Dominion, no Mine and Thine Distinat)
Reinhart Koselleck demostró
magistralmente, en la estela de la lectura de Hobbes sobre Carl Schmitt, cómo
es en esta dimensión del secreto, posibilitada y protegida por el respeto a la
ley del soberano, que se organizó como cuerpo moral y a través de las
instrucciones que se atribuyen libremente como tales –desde las academias, a
las sociedades eruditas, pasando por las logias masónicas-, esta función de
crítica política que estallará en la arena publica, decretando el fin del
Absolutismo Monárquico en la revolución de 1789
Me parece que Augusto parte
del supuesto de que este conjunto de coordenadas –la separación de la crítica,
el dualismo entre la sociedad civil y el poder político, la exigencia moral de
una crítica desarmada del propio objeto –debe darse definitivamente por
terminado. Y esta es también, en lo que me concierne o es útil señalar aquí mi
posición
Una
crítica del conocimiento requiere más
Requiere, ante todo,
la asunción de la condición de interioridad que le atribuye a cada uno el
ámbito de la verdad que práctica. Romper las rutinas del trabajo académico significa
valorar la politización inmediata de la posición a la que estamos sujetos. Posición
en la que estamos objetivamente fijados –no hay neutralidad en la organización
y reproducción del conocimiento: los proyectos de investigación, las opciones
de carrera, las elecciones de métodos son, en la Universidad neoliberal,
condiciones de ejercicio del trabajo intelectual subordinadas a los puntos de
referencia, a las estrategias de gobierno, a las oportunidades o al fracaso de
las inversiones y los planes de estudio –y posición en la que podemos
apalancarnos subjetivamente para producir efectos de reorganización, redefinición
o desplazamiento de los límites del campo en el que estamos insertos
Aquí, obviamente,
la crítica no es una inversión desde el exterior sobre el objeto (o conocimiento)
criticado en cambio, firma parte de la interioridad del proceso de despliegue
del conocimiento del que comparte la posición. La energía circula. No invierte
verticalmente en las relaciones que sólo aparentemente domina. Muchos intelectuales
se ofrecen conscientemente –imaginando que están ganando una posición o
simplemente “haciendo bien su trabajo” –como pivotes para la reproducción
ampliada de los paradigmas del conocimiento dominante. En nuestro campo, la
filosofía política, son innumerables los que, movidos por muy buenas
intenciones –elaborar teorías de la justicia, afinar el discurso normativo,
corregir las aporías de los criterios distributivos- refuerzan la hegemonía
global de eta teoría política analítica en la que se basan décadas de
estrategias neoliberales. En el ámbito de la criminología o la penalidad, estos
procesos son tan radicales como disimulados o, quizás, menos visibles
He señalado anteriormente cómo
el dispositivo moderno de la crítica se instala en la separación entre la
sociedad y el Estado, en la diferencia entre lo privado y lo público. Pero,
¿sigue siendo posible mantener el nivel de esta separación cuando las
prisiones- obviamente sólo un ejemplo primario –se subcontratan a particulares?
Entre 1990 y 2009, el
número de reclusos en las prisiones privadas estadounidenses creció un 1600% y –me
parece una cifra igualmente significativa- el grupo que ocupa la posición
dominante en el mercado, el Grupo Geo, fundado en 1954 por un antiguo empleado
del DBI, George Wackenhut, posee ahora también centros de detención en el Reino
Unido, Sudáfrica y Australia. Si el poder de castigar ha estado arraigado en la
constitución y en los poderes públicos durante siglos, ahora está claramente en
proceso de desconstitucionalización, mientras que su gobernante se dota de
estructuras híbridas, “asociaciones público – privadas” y lo que solía ser una
función estatal –la ejecución de la pena, según el eje de la retribución,
disuasión y recuperación del delincuente- se convierte en una oportunidad para
crear y acumular valor para las empresas trasnacionales.
La crisis de la sociedad laboral se
refleja también en las estructuras, en las cárceles, que han abandonado la
tarea de re-introducir en el circuito social a figuras recuperadas del código
laboral y que se han convertido en inmensos vertederos para las sobras de las
glorias de la sociedad neoliberal hipercompetitiva. Además, en estos modernos
dispositivos de almacenamiento del exceso de humanidad, no son sólo reclutados
los carceleros: psicólogos, médicos y paramédicos, criminólogos y sociólogos de
la desviación son figuras centrales para el desarrollo y la aplicación del
proyecto general de redefinición de su lógica de funcionamiento
Pero no solo eso: con
un giro decisivo en la dirección del entorno procesado por los algoritmos que
la modulan, el dispositivo penal ya no solo identifica, procesa o castiga a los
individuos, aquellos cuyo proceso de “fabricación” estaba en el centro de las
estrategias disciplinarias en la época del gran internamiento, en el momento
álgido de la transición entre los siglos XVII y XVIII, sino que trabaja en
clave sistemática para reducir la complejidad contextual de su funcionamiento,
enfriando el potencial criminógeno de los acontecimientos, describiendo curvas
de normalización o tolerancia, trabajando para prevenir los “riesgos”, incluso
cuando u ocurrencia real resulta improbable. La estrategia de control se volvió
más inteligente, más centrada precisamente por ser menos rígida mucho más
acorde con la demandada de seguridad y con las prioridades que surgen de la
sociedad, más dispuesta a colaborar con las comunidades de forma preventiva,
renunciando –este otro aspecto decisivo de lo que, en la estela de Michel
Foucault, suele llamarse la “gubernamentalización” del poder –al monopolio de
la violencia que tradicionalmente se le atribuía. La lógica centrípeta de
internamiento y vigilancia se redobla en una lógica centrifuga de cartografía
de los entornos sociales y de los factores de riesgo que los atraviesan, a
medida que se les deja libres para evolucionar según las dinámicas indisciplinadas
que les son propias y que ninguna función gubernamental pretende controlar de
antemano
Apostando por el léxico de
la prevención, la criminología se ha convertido en un plan de vinculación e
intercambio de información entre organismos y especialistas que, habiendo
abandonado su función educativa, psicológica o social específica, pueden ser
reclutados para la labor de detección y modulación de situaciones
Hombres
y mujeres, fracciones de población o áreas metropolitanas se han convertido, también
gracias al trabajo de criminólogos, voluntarios y miembros de organizaciones no
gubernamentales, en grandes obras para la extracción de datos o para la
elaboración de perfiles de comportamientos, estilos de vida, índices de
peligrosidad, basados en los índices de ingresos catastrales de las viviendas o
en el aumento y disminución de las inversiones en seguros
El riesgo no puede ser eliminado: es la variable ambiental cuya ocurrencia contingente, totalmente
irreductible, es una cuestión a gobernar. Y para esta tarea de gobierno se
reclutan los conocimientos y sus portadores que, desde la política de su
posición (subjetiva u objetiva, activa o pasiva) no pueden decirse previamente
exentos
Aquí, por tanto, se
hace imprescindible una política de conocimiento. Asumir la posición que se nos
atribuye por la circulación de los dispositivos y por los efectos del poder que
nos atraviesa –este poder tan común hasta el punto de ser bastante cotidiano,
invisible, tan cercano y familiar para todos, que modula nuestra vida sin
percibirlo- es el primer paso para responsabilizarnos –también como académicos,
profesores investigadores- de lo que somos y de lo que hacemos
En el caso de Augusto Jobim do Amaral, es esta posición lo que hace
posible una política de la criminología: tratar los bienes del conocimiento
como un espacio de confrontación permanente entre la libertad y la dominación. Eso,
en mi opinión, hace que este libro sea importante
Escrito por Sandro Chignola de
la Universita Degli studi di Padova – ITA
NOTA DE TRADUCCIÓN:
A pesar de las repetidas referencias al espacio brasileño del que
partimos, hemos mantenido intactas tales aproximaciones críticas de la versión
original del libro, ya que entendemos que cada lector de habla hispana sabrá
interpretar las partes que bien pueden llevar a dimensiones más o menos
especificas según cada contexto. Asimismo, hemos mantenido las referencias y
citas originalmente trabajadas, con traducción libre al español, siempre que ha
sido necesario
ÍNDICE:
NOTA
DE TRADUCCIÓN
PREFACIO
Sandro
Chignola
PRÓLOGO
Gabriel
Ignacio Anitua
INTRODUCCIÓN
= CONTRAPODER
Y REFLEXIÓN CRIMINOLÓGICA
= CRÍTICA
Y CRIMINOLOGÍA EN LA ACTIVIDAD: LA ACTITUD
= LÍMITE
DE LA PROBLEMATIZACIÓN A LAS PRÁCTICAS PUNITIVAS
= PODER
PUNITIVO:
DISPOSITIVO PRÁCTICO, SITUACIONES ESTRATÉGICAS
Y RESISTENCIA AL GOBIERNO DE CASTIGO
= INSERVIDUMBRE
VOLUNTARIA Y LÍNEAS DE FUGA
REFERENCIAS
FICHA TÉCNICA:
1
Libro
80
páginas
Pasta
delgada en color plastificado
Primera
edición 2022
ISBN
9788411307963
Autor Augusto Jobim Do
Amaral
Editor Tirant Lo Blanch
FAVOR DE PREGUNTAR
POR EXISTENCIAS EN:
Correo
electrónico:
Celular:
6671-9857-65
Gracias
a Google por publicarnos
Quedamos a sus órdenes
=
= = = = = = = = = = = = =
Libro POLITICA DE LA CRIMINOLOGIA UNA INTRODUCCIÓN
ResponderEliminarGracias, estamos listos para atender
su petición en el Teléfono:
6677-146-961
Teléfono: 800-832-7697 llamada gratis en nuestro país;
CELULAR + 6671 – 985 - 765
WHATSAPP + 521 6671-9857-65
En el correo: alfonsomonarrez@gmail.com
Libro POLITICA DE LA CRIMINOLOGIA UNA INTRODUCCIÓN